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Guerra sin cuartel por Brasil

Los accionistas de PT votan el día 30 la oferta de Telefónica por la compañía de telefonía móvil Vivo

ANA TUDELA

El 6 de junio de 1801, el conde de Godoy enviaba a la reina María Luisa un ramo de naranjas como señal del final de la guerra más fugaz de la Península Ibérica, la llamada Guerra de las Naranjas. España tardó 18 días en convencer por la fuerza a Portugal de que le cediese los territorios que le pedía. El 6 de mayo de 2010, Telefónica presentaba al consejo de administración de Portugal Telecom una oferta de 5.700 millones de euros a cambio de que renunciase a su parte en la mejor compañía de telefonía móvil de Brasil, Vivo, con 54 millones de clientes, cuyo control comparten españoles y portugueses desde 2002.

El consejo de administración de PT ha dicho que no. Telefónica ha subido la puja hasta 6.500 millones, permitiendo a los lusos escalonar su salida para tener tiempo a encontrar un recambio. El consejo de administración de PT ha dicho que no. A partir de ese momento, la consigna ha sido todo vale.

El número de usuarios de móvil crece en el país más de un 15% al año

La española ha intentado repetir aquel conflicto relámpago de tiempos de Godoy. Ha visitado a los fondos internacionales accionistas de PT, ha intentado forzar un dividendo extraordinario si prospera la operación para convencer a los minoritarios que necesiten liquidez... pero no ha funcionado. Las espadas vuelven a estar en lo alto aunque las empuñen empresarios, al menos en la primera línea, porque los políticos portugueses, incluido su primer ministro, José Sócrates, no han perdido la oportunidad de convertir el asunto en causa nacional y han amenazado con utilizar su derecho de veto en PT si la oferta de Telefónica tiene visos de prosperar.

Dentro de dos días, el 30 de junio, los accionistas de PT, convocados a una junta extraordinaria, votarán si aceptan la última propuesta de la española. Sólo una cosa está clara: Telefónica y PT no podrán seguir juntas después de este conflicto o lo harán en un ambiente empresarial irrespirable. No sería la primera vez. Han seguido juntas a pesar de que Telefónica apoyó la opa de Sonae a PT en 2006, precisamente para lograr que los nuevos dueños, en caso de salir adelante la operación, lo que no ocurrió, le vendiesen Vivo.

La semana pasada, Telefónica vendió casi la totalidad de sus acciones en Portugal Telecom (donde contaba con un 10% del capital), ante la amenaza de que, por el conflicto de intereses, no le dejasen votar en la junta que decidirá su oferta. PT ha acusado a la española de no vender, sino aparcar temporalmente los títulos, e intenta que el regulador bursátil luso vete el derecho de voto de esas acciones.

Para PT, es la mitad de sus ingresos; para Telefónica, sus planes de futuro

¿Qué significa Brasil para provocar semejante enfrentamiento? ¿A qué viene tanta jugada sucia entre dos compañías que llevan siendo socias 13 años, desde aquel 1997?

Para ambas, un potencial de crecimiento incomparable en una economía que ha logrado ser ejemplo de estabilidad, con 180 millones de habitantes donde todo el mundo ha descubierto que quiere un móvil y conectarse a Internet .

Para PT, no sólo supone la mitad de sus ingresos totales sino el país de expansión más evidente por una razón cultural e idiomática clara. Para Telefónica, es ya el 15,5% de su facturación. Además, Vivo es igual a Kamchatka para la española, la conquista pendiente en su objetivo de unificar todas sus filiales de telefonía fija y móvil en cada país, para estar preparada de cara al servicio integrado que todo el mundo pronostica para el futuro inmediato. Telefónica cuenta en el país con su operadora de telefonía fija Telesp, con la que fusionaría Vivo.

Los portugueses se quejan de no haber sido invitados a ese futuro por Telefónica. En la española, sin embargo, critican que pactaron su última oferta con los lusos, con todas las condiciones que ellos pedían, y que se la han jugado en el último momento. No quieren compartir las ganancias que ya está dando Brasil y han ofrecido un buen precio por ello.

En 2009, ya sufrieron un importante revés en el país cuando la francesa Vivendi compró el proveedor brasileño de Internet GVT, a pesar de la oferta de Telefónica. Las relaciones entre ambos no han vuelto a ser las mismas desde entonces.

El mercado del móvil en Brasil alcanzó 174 millones de líneas a cierre de 2009, un 15,5% más que en el año anterior. Los clientes de Vivo crecieron prácticamente al mismo ritmo de la totalidad del mercado a pesar de ser la compañía de mayor tamaño (15,1%), ganando en doce meses 6,8 millones de líneas, prácticamente 19.000 nuevos usuarios cada día.

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