Nunca ha habido tantos motivos para secundar una huelga general porque la reforma laboral unida a la política de recortes y ajustes supone una regresión social y laboral sin precedentes en nuestra democracia. Un camino que nos conduce además al precipicio de más recesión económica, más desempleo, mucha más precariedad laboral y menos protección para todos los ciudadanos. Un camino que sigue la dirección marcada por los mismos que nos han conducido a la crisis económica: los intereses especulativos de los mercados y entidades financieras y cuyo resultado es un empobrecimiento de la población, en general, y una marcha atrás en el progreso económico y social.

Es curioso que los que hablan hoy del derecho al trabajo, ante la convocatoria de una Huelga General, no se acuerden de este derecho en ningún otro momento. Es indignante y antidemocrático que todavía hoy algunos empresarios (envalentonados por esta reforma laboral, impuesta por el Gobierno del Partido Popular) intenten coartar el derecho constitucional de los ciudadanos a secundar esta huelga. Es decepcionante retrotraernos a la cultura de la imposición frente al consenso y el diálogo social, y desarticular con una normativa injusta, inútil e ineficaz el II Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva. Un acuerdo sin precedentes en Europa cuyo fin sí que es preservar el empleo por encima de todo.

La huelga general del 29 M es un NO activo ante este atropello social y laboral, una forma de expresión democrática para decir BASTA YA, no nos resignamos a que desarticulen todos los avances sociales y laborales que tanto esfuerzo y años de lucha ha costado conseguir. Debemos movilizarnos ahora para no vivir atenazados el resto de nuestra vida laboral.

* Cándido Méndez (Secretario General de UGT)