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Cómo Haidar abre un debate en IU sobre sus lazos con el PSOE

Malestar interno por la bronca al afiliado Agustín Santos, director de Gabinete del ministro Miguel Ángel Moratinos

JUANMA ROMERO

Mentar al PSOE en Izquierda Unida puede sonar a veces como mentar a la bicha. El satanás. Ahí está el runrún de las últimas horas. En la federación –en todas las familias políticas– ha sentado como un tiro la gestión del Ejecutivo central del caso de la saharaui Aminatou Haidar, en huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote desde el 15 de noviembre.

Y también ha sentado como un tiro –pero no en todas las familias, ahí está el matiz– que quien actúe de enviado del Gobierno sea Agustín Santos, director de Gabinete del ministro de Exteriores. El núcleo duro de la dirección de IU abomina de él. Lo quiere fuera del Ejecutivo o fuera de IU. Así de simple. El miércoles protestó el eurodiputado Willy Meyer, ante el líder, Cayo Lara, ante el jefe del aparato, Miguel Reneses, y ante los medios. Estar en el Gobierno de Zapatero, escribió, es 'incompatible' con la militancia en IU. Lara y Reneses aplaudieron la propuesta. Conversarán con Santos y le harán elegir.

Pero estas cosas en IU nunca son tan fáciles. Ni tan claras. Distintos miembros de la cúpula –Gaspar Llamazares, Inés Sabanés, Joan Josep Nuet, Francesc Matas o Antonio Cortés– traslucen malestar por esta 'caza de brujas'. 'En el caso Haidar, donde deberíamos ser la solución, buscamos el problema, una campaña de linchamiento dentro de IU y hacia una persona con un currículo impresionante como el de Agustín. Por no hablar del descabalgamiento de Inés en Madrid', subraya a este diario Llamazares. 'Esto es una locura. ¿No pueden estar en IU directores de hospital o de instituto? ¿No lo han estado?'. El diputado cree además que con estos gestos puede entorpecerse la refundación de IU: 'Debemos estar en la clave de recomponer, de sumar, no de ser martillo de herejes', en referencia a Meyer.

Dirigentes de la ejecutiva también recuerdan que ha habido y hay afiliados de IU que han ejercido cargos de responsabilidad en los ministerios bajo administraciones del PP. Y lo han hecho como profesionales, no como militantes. 

Santos también tuvo cargo en los gobiernos de José María Aznar, en Australia y Bruselas. Como él mismo detalla a Público, fue director de gabinete de Miguel Ángel Moratinos cuando éste llevaba la Agencia Española de Cooperación Internacional, en tiempos de Felipe González, y después asesor diplomático del presidente socialista. En 2004 Moratinos le hizo asesor y en 2008 le aupó a jefe de su Gabinete. En el escalafón administrativo, Santos ocupa el lugar más alto, el de ministro plenipotenciario, a un paso del embajador de carrera. 'Siempre he estado en el Ministerio de Exteriores, siempre como diplomático, nunca como afiliado de IU', recalca.

La mano derecha de Moratinos reconoce que ha recibido 'llamadas de solidaridad' de muchos dirigentes de IU y que, en todo caso, resolverá el problema interno una vez que se haya solucionado, y para bien, el dilema de la saharaui. No oculta que está molesto con que su formación haya desvelado ante la opinión pública su militancia. 

'No se puede estar en misa y repicando. Él es cargo de confianza. Podía no haber asumido ese cometido que le hace el ministro, o este, que es inteligente, no habérselo encargado. Nadie le ha reprochado nada en todo el tiempo que lleva con Moratinos –explica un dirigente catalán–. Lo sobrellevábamos. Pero se ha metido de lleno en un asunto medular para IU como el Sáhara, un tema absolutamente sensible y en el que siempre hemos tenido una posición clara. No le acepto su victimismo y que crea que no es posible la refundación'. Otro responsable muy cercano a Lara defiende 'medidas políticas' contra Santos, 'no administrativas, no la expulsión'. 'No hay pacto de gobierno con el PSOE. Y con esto no se torpedea la refundación, como Agustín dice. Refundar no es refundarnos con el PSOE y sus políticas'.

Pero la colaboración con el PSOE, más o menos intensa, es visible. En autonomías, en municipios incluso de mayoría absoluta socialista (como en Fuenlabrada, en Madrid). Y, de forma más aislada, en el Gobierno central. Nada tiene que ver esto con las fugas que sufrió IU hacia el PSOE (Rosa Aguilar este año o, en el pasado, Diego López Garrido o Cristina Almeida, todo el grupo de Nueva Izquierda).

Varios cargos de IU recuerdan que 'hay y ha habido altos funcionarios' en ministerios, y representantes de la federación en RTVE (Teresa Aranguren), la judicatura (en tiempos se tuvo a Félix Pantoja en el Poder Judicial o Carlos Jiménez Villarejo en la Fiscalía Anticorrupción), la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (Ángel García Castillejo), en entidades financieras (José Antonio Moral Santín, en Caja Madrid), o en la televisión andaluza, donde se sienta José Luis Centella, líder del PCE.

Hay un caso reciente comparable al de Santos: el ex diputado en el Congreso Pedro Antonio Ríos fue asesor de Alfredo Pérez Rubalcaba de mayo de 2006 a agosto de 2009. Y lo fue en la pasada legislatura porque el ministro quería que IU tuviese conocimiento directo del proceso de paz.

'Si dicen que es incompatible es por una determinada concepción militar de IU –lamenta Ríos–. Es pueril, es ridículo, es una barbaridad. Son reminiscencias inquisitoriales que están en el corazón del PCE y de una parte de IU. De Agustín se valora su competencia, no hay más. Como también se le ha valorado en IU. Él confeccionó, con Pedro Chaves, el programa de las generales de 2008. ¿Acaso no queremos a cargos cualificados en IU? ¿Acaso él ha dicho que con su gestión en el caso Haidar está defendiendo la política de IU? No, él hace lo que su jefe le pide. La política en la federación no la marca Agustín, la marcarán Willy o Cayo. No existe, o no debería existir una IU o un PCE militarizado'.

Ríos se marchó por su propio pie del Ministerio del Interior, aunque en el tramo 2008-2009 permaneció no por un acuerdo IU-PSOE, sino porque Rubalcaba lo quería cerca. Y no esconde cierto desencanto con el devenir de la federación. Dejó todos sus cargos en la dirección federal (él fue coordinador del grupo parlamentario) y en la murciana –donde milita– y ahora ejerce su profesión, docente en un instituto. No confía mucho en la refundación. Dice que 'ya está muerta', y acaba de nacer. 'Es más una refundición que otra cosa'. 

Francesc Matas, máximo dirigente de Redes, en la que está encuadrado Santos, desconfía asimismo de la refundación. Resopla y apunta que sí, que este asunto está 'abriendo heridas internas' que ya estaban medio cicatrizadas. 

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