La policía mexicana encontró el lunes los cuerpos de 16 personas ejecutadas en la ciudad de Tijuana, fronteriza con Estados Unidos, en lo que la fiscalía cree que podría ser una venganza de narcotraficantes por el arresto reciente de un sicario de un cártel de la droga.

Doce de los cuerpos, con bolsas de plástico en la cabeza, fueron abandonados en un terreno frente a una escuela en el este de la ciudad, y otros cuatro, con cinta adhesiva en la boca y los ojos, frente a una oficina de la fiscalía federal en Tijuana.

Al menos los 12 cuerpos del primer grupo tenían disparos de bala en la cabeza, según las autoridades.

Los mensajes con amenazas dejados junto a los cadáveres podrían ser una señal de que los crímenes fueron una respuesta al arresto el sábado de un sicario y operador del cártel de los hermanos Arellano Félix, que tiene en Tijuana su base de operación.

"No descartamos que sea una reacción a la detención de uno de los más importantes representantes de los Arellano Félix", dijo un portavoz de la fiscalía del estado de Baja California.

Tijuana, al sur de San Diego, es una de las ciudades clave en la sanguinaria batalla que libran los cárteles de la droga entre sí y contra la policía, que ya ha dejado en lo que va del año más de 3.000 muertos.

El presidente Felipe Calderón ha lanzado desde diciembre de 2006 operativos con miles de militares y policías en varios estados del país, pero la violencia continúa.

Sicarios de la droga perpetraron hace dos semanas durante los fiestas populares de la independencia su primer ataque contra civiles en la plaza de la ciudad de Morelia, donde nació Calderón. El atentado, con dos granadas, dejó ocho muertos y más de un centenar de heridos