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'Helicopter Ben'

Bernanke no tiene más medicina que inyectar liquidez al mercado

En 2002, con ocasión del noventa cumpleaños de Milton Friedman, Ben Bernanke, entonces miembro del consejo de la Reserva Federal (Fed) que presidía Alan Greenspan, leyó un discurso de agradecimiento al premio Nobel y a su colaboradora Anna Schwartz.'Quiero decir a Milton y aAnna, en relación con la Gran Depresión: tienen ustedes razón. Fue culpa nuestra. Lo sentimos mucho. Pero gracias a ustedes, no volveremos a hacerlo'.

Bernanke dijo poco tiempo después, en otra conferencia, que la Fed lo tenía fácil frente a una deflación. 'El Gobierno norteamericano tiene la tecnología, lo que se llama la máquina de imprimir billetes (o el equivalente electrónico de hoy día) que le permite producir los dólares que desee prácticamente sin coste'. Según explicó, un recorte de impuestos financiado con dinero público 'era esencialmente algo equivalente a la famosa fórmula de Milton Friedman según la cual se puede curar una deflación echando dinero desde helicópteros'.

Hoy se cumplen cuatro años del inicio de la crisis financiera

Desde entonces, a Bernanke se le llama Helicopter Ben. Precisamente, tal día como hoy hace cuatro años comenzó la crisis que en la actualidad conoce una nueva fiebre de cuarenta grados. Sí, fue el 9 de agosto de 2007. Muy temprano en Europa, esa mañana el BNP Paribas anunció que no podía reintegrar a los inversores de tres fondos el dinero. 'La completa evaporación de la liquidez en ciertos segmentos del mercado de Estados Unidos hace imposible valorar algunos activos adecuadamente con independencia de su calidad o rating crediticio'.

Los bancos centrales, que ya contaban con antecedentes desde febrero a julio en EEUU y en Alemania (el comienzo de la quiebra de las hipotecas subprime) intervinieron. El Banco Central Europeo (BCE), que acababa de elevar los tipos de interés hacía apenas un mes, inyectó 147.000 millones de euros en los mercados. La yugular del sistema financiero, el crédito interbancario, estaba bloqueada.

Y esto es lo que a grandes rasgos se ha reproducido ahora, cuatro años más tarde, y muchos billones de dólares y euros después, lanzados desde helicópteros, bancos centrales y gobiernos, para salvar el sistema financiero. Porque, recuerdan, esa era la justificación para evitar una nueva Gran Depresión.

La Bolsa refleja el fin de una recuperación de broma y una China agotada

Hoy todos los ojos vuelven a Helicopter Ben, quien presidirá una vez más una reunión de la Reserva Federal en una circunstancia crítica. Ya no se trata de que la economía norteamericana corra el peligro de un double dip o un doble hoyo recesivo. No. Ya está en camino de una nueva recesión. El acuerdo sobre los nuevos recortes entre demócratas y republicanos era la guinda que faltaba para asegurar el final de la recuperación más escuálida de todas las que tuvieron lugar desde la Segunda Guerra Mundial. Recuperación escuálida frente a la peor recesión de todas desde entonces.

Lo que los mercados bursátiles reflejan es, precisamente, el final de la recuperación de broma y la incapacidad, tanto en EEUU como en Europa, con el agotamiento de China por en medio, a la hora de evitar la nueva recesión en marcha.

Solo el acojonamiento de Jean-Claude Trichet, después de la mala acogida de los acuerdos del BCE del pasado jueves, y de la decisión de Standard & Poor's de quitar la triple A a EEUU, el viernes por la tarde, precipitaron la decisión de convocar de urgencia una conferencia telefónica el domingo y anunciar de manera implícita la decisión, si hiciese falta, de comprar bonos de deuda pública italiana y española, lo que permitió ayer reducir las primas de riesgo respectivas.

El capitalismo tiene otra vez una fiebre de cuarenta grados. Y Helicopter Ben no tiene más medicina para aplicar que la ya ensayada para hacer subir las bolsas en una situación con mayor deterioro que la de 2008.

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