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"Nos hemos liberado explotando a otras mujeres"

Acaba de recibir el premio literario Planeta y el próximo 5 de noviembre sale a la venta su nueva novela Contra el viento

P.H.R.

Acaba de recibir el premio literario con mayor dotación económica de este país y sí, está contenta. Son 601.000 euros, pero no las tiene todas consigo. Está algo asustada por cómo se pueda leer la novela.

Contra el viento llega a las librerías el próximo jueves, 5 de noviembre, con asuntos que escuecen porque todavía no se les ha dado solución, como el maltrato, la conciliación entre el trabajo y la familia, la inmigración que viene para ayudar a la mujer en su derecho a una vida y al éxito laboral. ç

La autora, Ángeles Caso (Gijón, 1959), dice que ha jugado lejos de la lágrima para no caer en el culebrón y fuera de la cruda realidad para evitar la crónica negra. De momento, una parte del dinero del premio pagará los estudios de los niños de Sao, la mujer que la ayuda y en la que está inspirada la novela.

¿Por qué decide partir de la industria del cuidado?

Porque no podemos renunciar a querer a los demás, no podemos dejar la educación de nuestros hijos en manos de la escuela, debemos educarlos nosotros. La incorporación de la mujer al mundo laboral de una manera tan intensa ha complicado las relaciones de pareja, la vida familiar y los lazos de algo tan importante para mí como la ética del cuidado a los otros (tus hijos, tus mayores, tu gente cercana).

¿En primera o en tercera persona?

Hay de todo. Un par de capítulos en primera, en los que la protagonista cuenta lo más difícil de su historia, y el resto, en tercera, porque es el relato de la mujer a la que ayuda.

Que dos mujeres trabajen por un salario es algo bueno, pero que dos madres renuncien a todo por el trabajo, ¿no es algo bueno que ha ido demasiado lejos?

No quiero centrarlo en las madres, parece que somos las únicas responsables de todo lo que ocurre en la familia. La pregunta es: ¿Y por qué los hombres no? Nosotras nos sentimos culpables por no poder criar a nuestros hijos. Lo que es trágico es que no sintáis el mismo desgarro que nosotras.

¿Pero no han conquistado las mujeres sólo lo peor de los hombres?

Totalmente de acuerdo, las mujeres nos hemos dejado seducir por la trampa del éxito. Nos hemos masculinizado y enganchado en la vorágine del trabajo, la responsabilidad, el triunfo, el dinero, el poder que es algo creado por los hombres.

¿Qué papel desempeña la inmigración?

Cada vez hay más casos de agorafobia, enfermedad provocada por la ansiedad si es que nos ahogan constantemente. Y las mujeres españolas nos hemos liberado explotando a otras mujeres. Estos días hay quien me ha regañado por pensar así.

Será porque no quieren ver el tráfico de amor.

Claro, un tráfico de afectos. Yo te pago a ti para que tú quieras a mi niño o a mi padre que está enfermo. Lo que es extraordinario es que la mayoría de estas mujeres respondan con cariño de verdad, eso es lo que a mí me impresiona de ellas. Estas personas acaban queriendo de verdad a nuestros hijos y a nuestros mayores.

Estas personas han dejado atrás a sus familias, pero se ha instalado el discurso hipócrita de que la inmigración es una 'elección personal' y sus consecuencias, 'problemas personales'.

Es una falta absoluta de empatía hacia el otro. Es que España lo vivió hace 30 años. Que lo abandonan todo: a su gente, sus raíces, su cultura, su lengua, no es capricho, es necesidad de supervivencia. Además, me digan lo que me digan, explotamos a estas mujeres.

¿Qué precio tiene el amor?

Nunca pagas demasiado a una mujer que está cuidando a tus hijos. ¿Qué precio tiene permitir seguir tu vida tranquila porque sabes que tus hijos están en muy buenas manos?

¿No le parece todo este asunto un trasplante de corazón entre continentes?

Nunca lo había visto así, pero desde luego hay un trasvase de amor entre el primer y el tercer mundo. Creo que no sabemos quién trabaja con nosotros en nuestras casas. Son personas que normalmente acarrean mucho dolor.

¿Qué ha quedado de aquella familia flexible que se hacía cargo de los nacimientos, la crianza, las enfermedades y la muerte?

Pues reunirnos los domingos y las navidades. No, en serio, no quiero frivolizar, esos lazos de cariño son fundamentales. Pero no es imprescindible tener una familia estupenda para ser una persona estupenda.

¿Qué es una familia normal?

Creo en toda clase de lazos afectivos y cuantos más haya, mejor. Defiendo la adopción, el matrimonio homosexual Defiendo el afecto sea el que sea, no hay nada mejor que te toquen la piel.

¿Una literatura femenina?

Claro que existe la literatura femenina, tenemos una mirada diferente por razones naturales y culturales. ¿Por qué negarnos a nosotras mismas ese derecho? Tenemos una mirada, me siento muy orgullosa de ella y la reivindico.

Una perversión actual de la empresa: le damos una política favorable para su familia a cambio de inseguridad laboral.

Los empresarios tienen un problema terrible con la ética. La empresa debe aceptar y ayudar a la conciliación entre familia y trabajo. Tenemos dos grandes retos: la conservación del medio ambiente y la conciliación de la familia.

¿Su protagonista ha transmitido otros valores culturales a la niña de la que se encarga que la madre no le pudo dar?

Por supuesto, me parece fantástico incluso con las partes malas que esas personas puedan arrastrar.

Los malos tratos es una parte fundamental de la novela.

Sí, Sao sufrió malos tratos por su pareja angoleña y padeció una situación realmente trágica. Ella es una criatura dulce, parece que se puede romper, pero es terriblemente fuerte. A mí me costó mucho contar eso, porque tienes que intentar entender cuál es el proceso que construye un hombre de esas características para ir desmantelando y degradando a una mujer que le quiere. Y fue muy difícil también meterme en la piel de ella para intentar explicar ese proceso de la disolución del alma. Intenté evitar caer en la lágrima fácil para enseñar cómo es posible que estas mujeres soporten los malos tratos.

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