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"La herencia del coronel", la sordidez de la tortura en forma de viñeta

EFE

La nueva novela gráfica de Carlos Trillo y Juan Varela, "La herencia del coronel", usa como telón de fondo la dictadura argentina para hablar de la sordidez y lo grotesco de la tortura a través de Elvio, el hijo de un militar que acaba convertido en un hombre traumatizado y enamorado de una muñeca.

"Las dictaduras dejan heridas, secuelas, casos horribles de dolor y de desconcierto, pero nuestra historia es primero una historia de locura, y se va sabiendo, poco a poco, que la cabeza de Elvio fue modelada por esa clase social que aún hoy piensa 'la justicia soy yo¡", ha explicado el autor de la historia Carlos Trillo, en una entrevista con Efe.

"La herencia del coronel" (Dibbuks) presenta a un personaje neurótico, Elvio Guastavino, que vive ahorrando cada centavo, aunque eso signifique no dar de comer a su madre, para poder comprar una muñeca de la que está enamorado y a la que va a visitar durante los descansos de su trabajo.

Desde esta premisa, el cómic va desarrollando una historia que nos lleva al interior de la mente de Elvio, que se descubre como un psicópata grotesco traumatizado por las experiencias vividas junto a su padre, un militar encargado de realizar torturas durante la dictadura argentina.

"El relato es ficticio, pero uno ha conocido casos, ha tenido amigos que nunca más aparecieron y supongo que algo ha de haber quedado en nuestras pobres almas para que no se pueda decir que esto es una ficción absoluta", ha destacado Trillo.

Con imágenes que mezclan lo grotesco de la historia con trazos caricaturescos, uno de los principales valores del cómic es que las viñetas avanzan con una "tensión" que parece siempre "a punto de romperse", señala el ilustrador Lucas Varela.

"Carlos y yo habíamos hecho juntos historietas infantiles y algún eco de esos trabajos me quedó en esta novela, así que el resultado es una mezcla de línea clara y 'cartoon' humorístico que, junto a los temas oscuros que recorre el guión, genera esa tensión entre el macabro y el absurdo", confiesa.

A medida que avanza la historia, el lector se adentra en la mente de un personaje que Trillo define como "atormentado y perverso", con comportamientos antisociales y una conducta sexual depravada, con el que no pudo "tener piedad".

"Lucas Varela, recuerdo, me llamaba cada tanto y me decía: '¿No podemos tener un poco de piedad?'. Y yo le contestaba que no me salía con semejante engendro humano, con ese ser hipócrita, oculto y bestial", subraya.

A pesar de la dureza de la narración, Trillo destaca que, "aunque no es un relato para niños de ocho años", si la gente ha aguantado los horrores de una dictadura, es "excesivo" pensar que "La herencia del coronel" resulta "demasiado fuerte".

"Es apenas un relato en cómic, con dibujos no realistas -que lo harían más insoportable- que cuenta una historia de ficción en un contexto más o menos verdadero", zanja.

Frente al monopolio del personaje de Elvio, ambos autores destacan a la niña Felicitas, un "personaje pequeño", según Trillo, que Varela hizo grande en el dibujo.

"Es una niña mala, inteligente, perversa y muy enferma que funciona como la némesis de Guastavino, supongo que para su recreación surgió algún recuerdo de mi niñez, de haber visto éste tipo de niño frustrado con el mundo", explica Varela.

Mientras el público digiere "La herencia del coronel", Varela y Trillo -que es también autor de la tira "Clara de Noche", publicada por El Jueves- trabajan ya en su próximo proyecto, "Sasha despierta".

Un cuento "más realista en el tono", confiesa Varela, que cuenta "una historia de doble personalidad" en la que una muchacha emerge de dentro de otra para "mostrarle" que "no es bueno olvidar".

Vera Blanco

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