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Dos hermanas pequeñas irán a por todas en la final de Melbourne

Reuters

La apuesta no puede estar más alta cuando las dos hermanas pequeñas más famosas del mundo del tenis se enfrenten el sábado en la final femenina del Abierto de Australia.

Serena Williams y Dinara Safina tratarán de llevarse el primer Grand Slam, y la recompensa es un récord para el torneo de dos millones de dólares australianos (unos 500.000 euros) en premios y el número uno del mundo.

Ambas están en gran estado de forma y exudan confianza, pero en la pista se podrá ver el clásico enfrentamiento entre una mujer que ya conoce las mieles del éxito y otra que espera hacerse un hueco en la historia.

La favorita es Williams: la estadounidense ha ganado más dinero en premios que cualquier otra deportista femenina en la historia y suma nueve grandes, incluyendo tres Abiertos de Australia en 2003, 2005 y 2007.

Además ha derrotado a Safina en cinco de sus seis enfrentamientos, y el viernes "entrenó" para la final llevándose el título de dobles junto con su hermana Venus.

Williams ha admitido que hasta ahora no ha mostrado su mejor tenis en Melbourne Park, pero no da señales de dudar.

"Simplemente voy a salir ahí y tratar de ganar otro grand slam", afirmó.

La tenista de 27 años es la más dura del circuito femenino, capaz de mejorar su nivel cuando hace falta y ganar partidos en situaciones que parecían imposibles.

"Siento que no tengo nada que perder ... Si gano, sería genial. Si pierdo, me iré simplemente con la confianza de que puedo llegar muy lejos en un torneo cuando no estoy jugando a mi mejor nivel", agregó.

"Creo que si acaso, ella va a tener más hambre y lo quiere más".

SAFINA, CONSISTENTE

Safina, de 22 años, no ha ganado todavía un grand slam, y esta va a ser su primera final en Melbourne Park, pero saldrá con la confianza de una tenista en su mejor momento. Ha sido una de las más consistentes del mundo durante el último año, cuando llegó a la final de Roland Garros y de los Juegos Olímpicos de Pekín.

También ha perdido peso y llega con la esperanza de lograr un título que se llevó su hermano mayor Marat Safin en 2005.

"Saber que él lo ganó es un sentimiento increíble. Me hizo querer tener este también un día", ha dicho la rusa.

"Este ha sido un sueño desde que era niña, ganar un grand slam y ser la número uno (...) Si gano y soy la número uno, me voy a comprar una tarta de chocolate de regalo".

Safina ha pasado la mayor parte de su carrera a la sombra de su hermano, pero ahora empieza a tener su parte de fama. Hasta ahora ha sido muy crítica con su juego, regañándose en la pista, pero asegura que seguirá así.

"Me ayuda a animarme. Ayuda a mi juego", dice. "Si no me animo, entonces me quedo demasiado tranquila, y no saldrá nada de mí, no saldrá fuego".

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