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El Hijo del Santo y Blue Demon Jr., dos iconos de la lucha mexicana en Madrid

EFE

La lucha libre forma parte de la cultura y del día a día de México, los luchadores son verdaderos héroes nacionales e iconos de la imaginaría popular, nombres como los de El Hijo del Santo y Blue Demon Jr. están muy presentes en la sociedad mexicana y ahora llegan a Madrid para mostrar su arte.

El Hijo del Santo, Blue Demon Jr., Casandro, El solitario, Corazón de barrio, Huracán Ramírez o Solar son algunos de los luchadores que el próximo sábado y domingo se subirán al cuadrilátero instalado en el Circo Price de Madrid para hacer una demostración de "El mítico mundo de los enmascarados mexicanos".

La lucha libre es "un deporte, pero también un espectáculo", explicó a Efe El Hijo del Santo, que matiza: "No es sólo la batalla entre unos luchadores, tiene su parte artística y una clara filosofía, el enfrentamiento entre el bien y el mal en un ring; unas veces gana el bien y otras el mal, usando sus malas artes".

El Hijo del Santo es el heredero de uno de los mitos y creadores de este "deporte de contacto", que exige una "enorme preparación física" y que "no olvida nunca su compromiso con las tareas sociales". De ahí que el rostro enmascarado de estos titanes esté unido a programas benéficos o sociales de la más diversa índole.

Hay muchas versiones sobre el nacimiento de la lucha libre, la más aceptada es la que asegura que en 1929 Gustavo Lutteroth presenció un combate en Texas y decidió adaptarlo a México, constituyendo en 1933 la Empresa Mexicana de la Lucha Libre.

A ella se unirían en un primer lugar extranjeros como el estadounidense Bobby Sampson y el irlandés Cyclone Mackay, pero pronto despuntarían nombres como El Santo o Gory Guerrero.

El Hijo del Santo tiene muy claro que, a diferencia de la lucha americana -conocida como pressing catch y con miles de adeptos entre los más jóvenes en España-, la mexicana es "más completa, más técnica".

"Somos más temibles y luchadores, pero no hablamos tanto con el micrófono en mano, y aunque claro que llevamos chicas guapas y mariachis", explica.

"Todo en la lucha libre es real -asegura El Santo- los golpes los damos y los recibimos de verdad, pero sabemos donde golpear para no dañar a nuestro contrincante. La idea es ofrecer una batalla, pero sin derramamiento de sangre".

Hay dos tipos de luchadores, el técnico, que "cumple las normas, juega limpio y representa al bien", y el rudo, que se "salta las reglas y es un tramposo". El Hijo del Santo es de "los buenos".

Si hay algo que caracteriza la lucha mexicana es la máscara, una herencia de las caretas aztecas que representaban a lobos o jaguares, y que actualmente es la imagen pública de los luchadores.

El Hijo del Santo y su máscara plateada son "iconos nacionales" en México como "Superman lo es en Estados Unidos", sin embargo aunque el mexicano "no vuela, tiene la ventaja de que es de carne y hueso".

Tomó el relevo de su padre en 1982, ya son 25 años de trayectoria, "asumiendo la doble responsabilidad" de sustituirle y convertirse en "un mito".

El Santo fue el "máximo ídolo" de la lucha libre durante más de cuarenta años, entre 1942 y 1984, aunque se retiró en 1982. Fue también una estrella de cine, que llegó a rodar 59 películas y tuvo un cómic propio.

Su hijo también ha rodado varios filmes y esta semana presenta su propio cómic en Expocomic 2008: XI Salón Internacional del Cómic de Madrid, que se celebra desde este jueves al domingo.

Nadie sabe quiénes son realmente ni El Santo, ni El Hijo del Santo. En México no existe un Superman con su Clark Kent; los luchadores mexicanos llevan una doble vida, la del personaje público enmascarado y el desconocido de cara descubierta.

"Por ejemplo -recuerda con cariño el luchador- cuando mi padre murió fue sepultado con su máscara y nadie conoció su verdadero rostro nunca".

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