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El Hopper más íntimo se descubre en la mayor exposición del pintor en Italia

EFE

La faceta más íntima de Edward Hopper, el artista que encontró la belleza en los rincones cotidianos de la clase media estadounidense, se descubre en la mayor retrospectiva dedicada al pintor en Italia, un recorrido interactivo que desde hoy y hasta el 13 de junio puede verse en el Museo Fondazione Roma.

La exposición ofrece al público la posibilidad de adentrarse en los silenciosos y sugerentes cuadros de Edward Hopper (1882-1967) a través del descubrimiento de su proceso creativo, con cerca de 200 obras, entre bocetos, estudios, dibujos a carboncillo, acuarelas y óleos que se completan con una cuidada escenografía.

Una sugestiva ambientación nocturna recibe al visitante en la primera sala, que recrea el bar que Hopper figuró en "Nighthawks"(1942), donde hombres y mujeres de a pie se convierten en sujetos narrativos de la obra e invitan a perderse en el tiempo y el espacio.

Desde hoy el público ha podido formar parte de ese cuadro, pasar las páginas de uno de sus cuadernos de bocetos con una instalación digital o atreverse a copiar algunos de los diseños de Hopper en la "Sala del proceso creativo", con la ayuda de un lápiz, un videoproyector y decenas de hojas en blanco.

En salas de cine, apartamentos de la clase media o tiendas anónimas, Hopper buscó estados de ánimo, observando calles, poses y detalles arquitectónicos, que ofrecían otra cara de la sociedad estadounidense del siglo XX, alejada de los grandes rascacielos.

Hopper se ganó el respeto de los críticos durante toda su carrera, aunque se desmarcara de las vanguardias o del "pop art", y trasladó a gran parte de su obra su gusto por el cine negro, de donde adquirió un imaginario frío, racional y lleno de luces y sombras.

Así, los cuadros de Hopper son pequeños cuentos que se adentran en la soledad del ser humano, que buscan la calma y el silencio en lugares remotos, como demuestran las miradas contemplativas de los personajes de "Morning Sun" (1952), "Second Story Sunligh" (1960) o "A woman in the Sun" (1961).

Estas obras abren espacio al "Erotismo de Hopper", una de las secciones de la muestra, con las mujeres desnudas y semidesnudas de "Summer interior" o "New York interior", fieles a su poética realista.

La muestra se adentra en la técnica y no olvida autorretratos, estudios a tinta o carbón que el artista hizo de sus propias manos, proyectos como el del "Sheridan Theatre" o la estancia del pintor en París, que marcaría para siempre su pasión por Francia y dejaría joyas como "Soir bleu" (1914), rescatada de los fondos del Whitney Museum of American Art de Nueva York.

El museo neoyorquino posee el núcleo central de la obra de Edward Hopper, -nacido en Nyack, Nueva York (EEUU)- aunque la exposición también reúne obras procedentes de colecciones particulares.

"Edward Hopper" hace su segunda y última parada en Italia después de pasar por Milán, donde 180.000 visitantes viajaron al universo íntimo del pintor.

El homenaje que el Museo Fondazione Roma rinde ahora a Hopper se completará con un programa de actividades que pretenden vincular la obra del artista a su tiempo, con conferencias, lecturas y conciertos de jazz.

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