A las 20.30 del próximo 27 de marzo (hora peninsular española), WWF ha convocado una nueva edición de la Hora del Planeta, un llamamiento para que se apaguen las luces del mundo durante una hora como símbolo de apoyo contra el cambio climático. Aunque la intención es buena, el gesto 'provoca un aumento relativo de las emisiones de CO2', según el jefe del departamento del Centro de Control de Red Eléctrica (REE), Tomás Domínguez.

La oferta de electricidad tiene que ser similar a la demanda 'en cada instante', afirma Domínguez. Para ello, la producción se ajusta de forma continua a la demanda gracias a un patrón de variación conocido. Cuando tiene lugar un apagón ecológico, la demanda disminuye de forma brusca y es necesario reducir el nivel de producción eléctrica para que ambas se equilibren. 'Esto aleja al sistema de su óptimo de producción, lo que aumenta el nivel de CO2 por kilovatio generado', asegura el experto. Domínguez compara este hecho con ejemplo de un coche circulando a poca velocidad, 'Se llega igualmente al destino, pero se consume mucha más gasolina'.

Durante el apagón del 1 de febrero de 2007, que tuvo lugar entre las 19.55 y las 20.00, se ahorraron 1.050 megavatios de energía, según REE. Sin embargo, las emisiones de CO2 por kilowatio aumentaron un 1,83%. Cinco minutos antes de que comenzara el acto, la producción de electricidad generaba 0,358 toneladas de CO2 por megavatio generado. Diez minutos después, la producción de este gas alcanzó los 0,364 toneladas por megavatio, lo que supone un aumento de 6 kilos de CO2 por cada megawatio generado. Además, Domínguez afirma que el coste de generar la electricidad durante un apagón 'también aumenta'.

Según el experto, 'no se trata de condenar estas iniciativas ya que cumplen una gran labor de concienciación, sin embargo es mejor que la población disminuya su consumo de forma constante y no sólo durante un rato'.