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"La huelga puede ser un revulsivo electoral para el Gobierno"

Cándido Méndez. Secretario general de UGT. Dice no sentirse incómodo cuando se pide la dimisión de Zapatero, 'pero la gente no quiere ir de Guatemala a ‘guatepeor’'

 

FERNANDO SAIZ / BELÉN CARREÑO

Cándido Méndez (Barcarrota, Badajoz, 1952) aparece bastante fresco, teniendo en cuenta que lleva muchas semanas de viajes continuos y trabajo intenso de movilización para la huelga. Se le ve también optimista y refrenda su pronóstico de que habrá un seguimiento de entre el 60% y el 70%, 'porque hay un 60% de la gente que considera que la huelga es justa, y se trata de trasladar eso a la participación... y un poquito más'.

¿Cuál es la sensación sobre el grado de movilización de los trabajadores a pocos días de la huelga general?

La clave es que hemos roto la barrera de la desinformación. Había una sensación de discrepancia con la política del Gobierno, pero era difusa porque faltaban detalles. Con nuestra campaña, hemos conseguido que los trabajadores entiendan, por ejemplo, que la reforma laboral puede propiciar una operación gigantesca de sustitución de empleo fijo por empleo con peores condiciones laborales y eso indigna a los ciudadanos.

Pero hay gente que piensa que la huelga llega tarde...

No, se ha convocado en el momento justo y oportuno, porque es cuando se produce la irrupción de una política que lesiona los derechos de los trabajadores. Incluso hay trabajadores que dicen que la huelga es prematura y que piensan que hubiera sido mejor esperar a que los trabajadores con empleo fijo vean con sus propios ojos cómo los empresarios los despiden pagando de su bolsillo una indemnización de sólo 12 días por año trabajado, más ocho que paga el erario público. Todo es discutible, pero creemos que es el momento adecuado.

¿El éxito o el fracaso de la huelga es el éxito o el fracaso de la izquierda?

Yo no creo que deba plantearse la pregunta en esos términos. Esto no es un partido de fútbol entre los sindicatos y el Gobierno. Es un envite de los demócratas, no de los de derechas o de los de izquierdas. Nos la jugamos todos. El Gobierno dice que se está dedicando a proteger la economía de los mercados financiero. Pero ¿quién protege la democracia española? Eso de que Obama llama y lo de las presiones de los mercados, todo eso crea una desazón en la opinión pública y por eso yo creo que la huelga sirve también para proteger la calidad de nuestro sistema democrático. Si hablamos en términos ideológicos, aquí lo que se acredita es que la izquierda es impotente para definir una alternativa autónoma en relación con la globalización neoliberal.

Lo que está claro es que hay mucha gente que dice que no va a ir a la huelga porque no va a servir para nada.

Las huelgas siempre son útiles. La experiencia en nuestro país demuestra que los gobiernos rectifican después de un paro general .

¿Y este Gobierno va a rectificar?

Tenemos un presidente que es experto en rectificaciones. La penúltima es eso de que ahora bajar o subir impuestos no es de izquierdas ni de derechas, cuando antes había dicho que bajar impuestos es de izquierda. El Gobierno debería observar que, después de tomar las medidas que ha tomado, la Comisión Europea nos ha condenado al furgón de cola del crecimiento y que el FMI, cuando hace previsiones, nos pone un interrogante. Y el Gobierno debería reflexionar sobre lo que está pasando en Irlanda, donde han vuelto las perturbaciones en los últimos días. Irlanda es un ejemplo de país donde el despido es más libre y más barato. Su mercado laboral está equiparado en desregulación al de Singapur. Y no le está sirviendo de nada. A los mercados financieros les importa un bledo.

Pero el Gobierno dice que con estas medidas se avanza hacia un nuevo modelo productivo.

Eso no es así, al contrario. Lo que se está haciendo con esta reforma laboral es estimular al empresariado para que ajuste costes laborales, en lugar de apostar por la innovación, la cualificación, la tecnología y la productividad.

Cuando en los mítines sindicales se pide la dimisión de Zapatero, ¿se siente cómodo?

No me siento incómodo. La gentes está muy indignada con las políticas del Gobierno. Pero tampoco tiene expectativas con la derecha. No quiere ir de Guatemala a guatepeor, sino que este Gobierno rectifique. Lo que quiere la gente es que Zapatero dimita de su actual avatar, de esa reencarnación de una persona que va en un caballo blanco y siembra la destrucción en el mundo.

¿Los cambios fiscales en los Presupuestos pretenden hacer pagar a las rentas altas parte del precio de la crisis?

Yo creo que esos cambios indican que el Gobierno ya está empezando a sentir el impacto de la huelga y que está preocupado. Es verdad que los venía anunciando, pero que los apruebe a pocos días de la huelga, cuando podía haberlo dejado para el debate parlamentario, es significativo. Pero no deja de ser un gesto y la política fiscal necesita mucho más que gestos simbólicos. Incluso la presentación en el Parlamento por parte de la vicepresidenta sugiere que es como pedir un donativo. Pasa igual que con lo de la tasa Tobin, que se lanza al aire con el convencimiento de que no se va a aprobar.

¿Cómo puede influir el resultado de la huelga del miércoles en las elecciones generales de 2012?

No lo sé. Pero si el paro es un éxito y el Gobierno toma nota, puede constituir un revulsivo para evitar la retracción del electorado socialista. El Gobierno abraza el discurso que combatía, pero los electores no cambian de bando, siguen ahí. Otra cosa es que se queden en casa cuando haya que votar. Pero si el Gobierno se agarra como un clavo ardiendo a la huelga y rectifica su política, puede ser un revulsivo positivo de cara a las elecciones. Ese es un efecto que nosotros no buscamos, pero que se puede producir.

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