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El inesperado "no" de la Cámara de Representantes al plan de rescate hunde las bolsas

EFE

La Cámara de Representantes de EE.UU. rechazó hoy por sorpresa el plan de rescate del sistema financiero, lo que causó de inmediato el desplome de todas las bolsas, entre ellas Wall Street, que sufrió la mayor caída en puntos de su historia.

La votación de la Cámara, de la que estaba pendiente toda la industria financiera mundial, supuso un "derrota catastrófica", en palabras de The New York Times, para el presidente George W. Bush.

El mandatario, al que solo le quedan cuatro meses en el cargo, había puesto todo su capital político en la defensa de esta medida intervencionista, que iba a suponer el desembolso de 700.000 millones de dólares en la compra de la deuda "tóxica" de la banca.

Pero las constantes llamadas de apoyo de Bush no pudieron convencer a los legisladores demócratas y, fundamentalmente a los de su propio partido, los republicanos, que se oponían a una medida que, en su opinión, atentaba contra el libre mercado y beneficiaba especialmente a Wall Street y no al ciudadano medio.

Bush y sus asesores económicos habían insistido en que un rechazo de la Cámara provocaría la congelación de las facilidades de crédito de la banca y sumiría al país en una "grave y profunda recesión". La reacción de los mercados a la votación no se hizo esperar.

El Dow Jones de Industriales, el principal indicador de Wall Street, cerró con un retroceso de 777,68 puntos, un 6,71 por ciento, el mayor desplome en puntos de su historia.

Tras producirse la votación, el presidente Bush dijo estar "muy decepcionado", aunque anunció que seguirá trabajando para "desarrollar una estrategia" que les permitirá avanzar hacia una solución.

No obstante, Bush, cuya popularidad ronda tan solo el 30 por ciento, parte en una posición muy debilitada para impulsar una nueva negociación.

El secretario del Tesoro, Henry Paulson, insistió en que es necesario aprobar "lo antes posible" un plan de rescate que "proteja el sistema económico".

Recordó que, debido a las recientes turbulencias, el mercado de crédito se encuentra bajo presión, lo que afecta tanto a las empresas que necesitan financiación para pagar a sus empleados o comprar suministros, como a las propias familias.

"Hay mucho trabajo por hacer, pero lo que nos jugamos es demasiado importante como para simplemente dejarlo fracasar", sostuvo Paulson, con la voz notablemente ronca.

El secretario del Tesoro sí indicó, ante preguntas de la prensa, que hasta el momento el sistema bancario está aguantando bastante bien si se tienen en cuenta las presiones que padece.

Después de la votación, que se saldó con 205 votos a favor y 228 en contra, tanto los demócratas como los republicanos convocaron sendas ruedas de prensa para acusarse mutuamente por el fracaso de esta iniciativa, contenida en el proyecto de Ley de Estabilización Financiera.

"Estoy muy decepcionado", afirmó el demócrata Barney Frank, presidente del Comité de Servicios Financieros, quien añadió, sin titubear, que "los republicanos mataron este proyecto de ley".

Como contraataque, los republicanos culparon del fracaso a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien momentos antes de la votación aseguró que la crisis es fruto de las "fallidas políticas económicas" del presidente Bush.

Los legisladores tienen planeado inicialmente reunirse el jueves para intentar insuflar vida al plan, que ha recibido duras críticas por la escasa protección que aporta al ciudadano medio, acosado por la morosidad hipotecaria y las ejecuciones de sus viviendas.

La reticencia de los legisladores es entendible si se tiene en cuenta que, cuando faltan cinco semanas para los comicios generales del próximo 4 de noviembre, muchos de ellos se juegan la reelección.

De hecho, algunos de los que votaron 'no' lo justificaron al alegar el rechazo que el paquete ha generado en sus distritos electorales.

El candidato republicano a la Casa Blanca, el senador John McCain, pidió hoy al Congreso que regrese "inmediatamente" a la mesa de las negociaciones.

El senador dijo haber trabajado "duro" la semana pasada para jugar un papel "constructivo" en el proceso de negociaciones en marcha y culpó a su rival demócrata Barack Obama y a sus correligionarios de haber infundido un "innecesario" partidismo en el proceso.

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