El grupo inmobiliario Sacresa, controlado por la familia Sanahuja, presentó el lunes solicitud de concurso voluntario de acreedores, dijo una portavoz de los juzgados de Barcelona, confirmando una información adelantada por La Vanguardia.

"Hoy se ha registrado la entrada de la solicitud de concurso de acreedores de Sacresa", dijo la portavoz.

En marzo, cuatro sociedades de Sacresa se acogieron al convenio anticipado de acreedores, una figura de la nueva ley concursal que otorga tres meses a las empresas para renegociar sus deudas antes de solicitar concurso de acreedores.

La Vanguardia publicaba en su edición del lunes que la insolvencia de Sacresa, con un pasivo según el diario de 1.800 millones de euros, es una de las mayores de la historia empresarial española.

El diario catalán indicaba según fuentes financieras que la decisión de presentar concurso de acreedores se produjo tras no alcanzarse un acuerdo con los bancos, que consideraban que la refinanciación del grupo no iba a evitar el futuro colapso de la primera inmobiliaria catalana.

El rotativo añadía que quince entidades bancarias a las que los Sanahuja deben 1.600 millones de euros no consideraron creíble el plan de viabilidad presentado por la familia, que contemplaba cesiones de activos por más de 1.000 millones de euros, un periodo de carencia para todos los pagos de cinco años y una quita del 30 por ciento de la deuda sin garantía hipotecaria.

A las 11:24 hora local, las acciones de Metrovacesa caían un 4,6 por ciento a 8,3 euros.

Entre las entidades financieras acreedoras de la familia Sanahuja se encuentran Royal Bank of Scotland y HSBC.

en medio de la guerra por el control de la sociedad con los otros accionistas en esa fecha, Joaquín Rivero y Bautista Soler -, anunció que había pedido un crédito por importe de hasta 582 millones de euros al HSBC y que este estaba garantizado por 7 millones de acciones de Metrovacesa.

La familia Sanahuja, que ahora ostenta un 17,48 por ciento del capital de Metrovacesa, llegó a tener más de un 90 por ciento de la inmobiliaria antes de llegar a un acuerdo el año pasado con varios acreedores para amortizar parte de sus deudas con acciones de la compañía, reduciendo drásticamente su participación.