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Iron Maiden y su legión de seguidores colapsan el Sonisphere de Madrid

EFE

Los británicos Iron Maiden acapararon en la noche del sábado y la madrugada del domingo toda la atención en la segunda jornada del festival Sonisphere de Getafe, cuando juntaron a más de 40.000 seguidores en un recinto que por momentos se ha visto desbordado.

Así, la actuación de la legendaria banda de heavy metal ha superado las expectativas de la organización, hasta el punto de que, cerca de las 00:00 horas, cuando aún quedaban tres conciertos más por celebrarse, las reservas de agua se agotaron en varias de las barras y había colas de más de media hora para acceder a los baños.

Pero, aun con estas complicaciones, al público se le ha visto disfrutar, en un festival del que se puede extraer un balance positivo, debido al buen directo que han ofrecido las bandas congregadas.

El día ha empezado fuerte, con el martillo sueco "Hammerfall" golpeando el escenario con canciones de heavy metal muy clásico como "Hearts on Fire", "One more time" o "Let the hammer fall", en una actuación que, aunque de gran calidad, ha sabido a poco, debido a su escasa duración.

Justo después, ha llegado el atronador sonido de los estadounidenses Mastodon, con un metal progresivo sólo apto para paladares exquisitos y un tanto inaccesible para el metalero medio, en un estilo único alabado por la crítica, que ha dado lugar a grandes temas como "Blood and thunder", con el que han cerrado su actuación.

Con los ánimos caldeados y el recinto ya a rebosar, los finlandeses Apocalyptica han sido los siguientes en allanar el terreno a Iron Maiden, quienes han combinado composiciones propias con sus habituales y aclamadísimas versiones del grupo Metallica, usando violonchelos con una soltura que deja sin aliento.

El virtuosismo ha continuado con el ambicioso hard rock progresivo de Dream Theater, banda compuesta por algunos de los músicos de rock más prestigiosos del planeta, como el guitarrista John Petrucci o el bajista John Myung.

Unos artistas que han sabido estar a la altura con su interpretación de temas como "Forsaken", "Caught in a web", "Fatal tragedy" e incluso "Metropolis", una canción que no suelen tocar en su actual gira y que han decidido regalar a los madrileños.

Y ahora así, llegó el turno de Iron Maiden y su viaje a la última frontera del rock'n roll a través de su recorrido por "Final Frontier", su último y exitoso disco, en un increíble y aparatoso recital de hora y media, propio de una gira individual del grupo y alejado de lo que se suele ver en este tipo de festivales.

Gracias a las canciones de su álbum más reciente y otras como "Dance of death" o la nominada al grammy "The Wicker Man", han demostrado que Iron Maiden está en plena forma y que existe mucha vida más allá de sus clásicos de siempre, como "Fear of the dark", "The Trooper" o "Running Free", que también han formado parte del repertorio.

Restos de naves espaciales, fondos estrellados e incluso un Eddie -la mascota de la banda- de tamaño gigante han decorado un escenario por el que el cantante Bruce Dickinson no ha dejado de saltar y trepar en todo momento.

La segunda gran actuación de la noche ha venido de la mano de Twisted Sister, que ha sabido arrancar constantes ovaciones del público con sus canciones "Burn in hell", "The kids are back" o sus clásicos imperecederos "We're not gonna take it" y "I wanna rock".

En uno de los momentos más divertidos de la jornada, Twisted Sister, haciendo gala de su gran capacidad para mover a las masas, convirtió esas dos últimas canciones en "Huevos con aceite" y "I wanna fuck", con las consiguientes carcajadas de unos entregadísimos asistentes.

El grupo de culto Uriah Heep tenía la imposible tarea de llenar el hueco que dejó Alice Cooper -quien canceló su actuación en Sonisphere pocas semanas antes- y, aunque, evidentemente, no lo logró, sí que convenció a los asistentes, incluso quienes nunca habían oído hablar de ellos, con temas como "Stealin'" o "Easy livin".

Y para rematar la noche, los italianos Lacuna Coil, que no han mantenido el nivel del resto de grupos, con un sonido a ratos muy saturado y que impedía escuchar con claridad a su vocalista Cristina Scabbia, pero que incluso así ha cumplido con sus seguidores, que han aplaudido temas como "Spellbound" o "Our truth".

Carlos Palencia

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