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Isasi muestra su lado más íntimo en sus memorias de la Guerra Civil española

EFE

El cineasta Antonio Isasi-Isasmendi relata sus vivencias de la Guerra Civil española y la inmediata posguerra en su libro de memorias "Los días grises", una cruda experiencia vista con los ojos inocentes de un niño que, según ha dicho, le habría gustado plasmar en una película.

En una entrevista a Efe, Isasi, que ya había escrito unas memorias de sus 50 años de profesión cinematográfica, justifica este nuevo libro porque "tenía necesidad de escribir una parte de mi vida, cuando menos curiosa, la época de la Guerra Civil y con ella las andanzas de un niño en un mundo complicado y sin mucha conciencia".

A punto de cumplir los 82 años, el director de películas como "El perro", "Las Vegas 65" o "El aire de un crimen" lamenta haber decidido expresar esa intimidad tan tarde, porque "me habría gustado hacer una película y de hecho muchos colegas me dicen que en 'Los días grises' (Editorial Aguilar) hay un buen filme".

Desde la mirada inocente de un niño de 9 años, la guerra era una aventura y una hecatombe y "ni siquiera sabía quiénes eran los buenos y quiénes los malos, eso lo supe más tarde, cuando adquirí conciencia de lo que pasaba".

El peor recuerdo que le quedó de la guerra fueron, confiesa, "el hambre y los bombardeos".

Con la ausencia del padre, que muere al poco tiempo del inicio de la guerra tras una agonía por una enfermedad crónica, la figura de la madre, una actriz cuya brillante carrera se truncó por el conflicto, se convirtió en fundamental en la vida del joven Antonio.

"Al morir mi padre, del que me quedó siempre una imagen idealizada, estuve muy ligado a mi madre, fue muy especial en mi vida y durante la guerra tuvo que hacer cosas durísimas, como viajar a Tortosa periódicamente y traer 20 kilos de arroz oculto en un doble fondo del vestido con el riesgo de que la pillaran las requisas".

Toda esa experiencia de infancia, centrada en la Barcelona de 1936 a 1945, anidó durante muchos años en la cabeza del director: "Siempre pensé que era una cosa que tenía que aflorar y pienso que, aunque modesta, aquella experiencia es representativa de lo que ocurrió entonces".

Lo que vino después de la inmediata posguerra es ya sabido, el joven Isasi-Isasmendi comenzó a trabajar en el mundo del cine en los escalafones más bajos, doblaba a los niños de las película, hasta que empezó a montar, a escribir guiones, a dirigir con sólo 24 años, y finalmente a producir.

Retirado del mundo del cine desde 1988, Isasi-Isasmendi contempla un panorama del cine español actual que vive "un momento de confusión tremendo", pues "los costes son cada vez más altos y los rendimientos más pobres en relación a los presupuestos de las películas".

Recuerda con nostalgia aquella época en la que estrenaba sus películas en 40 salas de Nueva York y trabajaba con estrellas mundiales como Karl Malden, Klaus Kinski, Gary Lockwood, Elke Sommer, Lee J. Cobb o Jack Palance, que, de algún modo, fue una prefiguración de lo que pasa ahora con Penélope Cruz, Javier Bardem, Pedro Almodóvar, Alex de la Iglesia o Alejandro Amenábar, reconoce.

Considera precisamente a Amenábar como su sucesor -"'Los otros' es lo que yo hacía en cierto modo hace 35 años", señala- y a Almodóvar el que sigue la estela de Buñuel, que "ha acertado en que sean universales temas aparentemente locales, algo que es muy difícil de conseguir".

Desde su retiro tranquilo en Ibiza, donde continúa vinculado al cine a través del festival cinematográfico local, Isasi mantiene la afición, "aunque menos", por el cine y sus estrenos, y cita entre las cintas que más le han gustado últimamente "Babel" y "Quemar después de leer", esta última de sus admirados hermanos Coen.

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