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Jordi Llavina dice que "es enfermizo mi cuidado por los detalles, que son la esencia"

EFE

El escritor Jordi Llavina aborda en su nuevo libro "Ningú ha escombrat les fulles" (Nadie ha barrido las flores) la complejidad de las relaciones personales, en unos relatos en los que el detalle es el rey, reconociendo su autor que es "enfermizo" su cuidado "por las pequeñas cosas, porque son la esencia".

En una entrevista con Efe el también poeta mantiene que al no tener mucha imaginación "debo sustanciar lo que quiero explicar con otros recursos y las cosas importantes de la vida viven en los detalles".

A lo largo de las páginas de los dieciocho cuentos que conforman su último título, unos personajes, la mayoría de ellos entre la treintena y la cuarentena, viven su existencia con unas obsesiones muy claras y de las que les resulta muy difícil desprenderse.

Justamente, el título, que nace de un poema de Wang Wei, alude a que por el libro pasea gente que "no ha acabado de barrer las hojas de su vida".

Muchos de ellos están desorientados, consternados, estupefactos, aunque también "maravillados por lo que ocurre. No son grises ni átonos, están llenos de contradicciones".

Ya en la primera historia, el estilo de Llavina queda claro con prolijas descripciones, como la que lleva a cabo sobre el encuentro entre un funcionario de Correos y una persona que recibe dos cartas, en un barrio de las afueras de un pueblo.

"El funcionario tiene los pies sucios de barro: este barrio, al pie del castillo del pueblo, todavía no está asfaltado. El amo abre y un perro del vecindario que ronda siempre por allí aprovecha para olerle los tejanos, a la altura de la bolsa de los testículos y en el punto en el que quizás unas gotas de orina no bien secada dejan un rastro de mala olor encima del tejido azul".

No interesado por la novela histórica, Jordi Llavina es partidario de centrarse en el tiempo y los lugares que conoce, y que en estos relatos van desde pueblos como Hostalric, en la provincia de Girona, a otros de costa, ubicados en la provincia de Tarragona, aunque no los cita por su nombre.

En estos cuentos de imágenes, también llama la atención la aparición casi constante del vino, un líquido que beben los protagonistas de "Ningú ha escombrat les fulles" (Amsterdam Llibres) durante una cena o antes de iniciar una conversación trascendental.

Nacido en Gelida (Barcelona) en 1968 y muy relacionado con el Penedés, afirma Llavina que "siento el vino como algo muy mío, como algo, además, que tiene importancia en las relaciones sociales y que, por tanto, se trasluce en mis narraciones".

En el mismo momento en el que ha publicado estos cuentos, le han editado a Jordi Llavina "Diari d'un setembrista", un poemario con el que ganó en septiembre del año pasado uno de los premios de Literatura "Valencia 2007", de la Diputación de Valencia.

Asimismo avanza que está trabajando en una novela corta y ha empezado a crear nuevos poemas, pero dice que le gustaría estar tres o cuatro años sin publicar.

Licenciado en filología catalana, el autor del Penedés ejerce como crítico literario de la revista Benzina y colabora en varios medios de comunicación como "Avui", "El Punt", "La Vanguardia" y TV3.

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