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Juana sin miedo

Científicos de EEUU describen el caso de una mujer incapaz de sentir temor por una lesión cerebral

MANUEL ANSEDE

Hace más de 20 años, una mujer residente en el estado de Iowa (EEUU), conocida como SM, iba caminando a las diez de la noche por un parque solitario, totalmente a oscuras. A sus oídos llegaba la letanía del coro de una iglesia cercana. Solo veía a un hombre, 'completamente drogado', sentado en un banco. Cuando llegó a su altura, el yonqui se levantó, le puso un cuchillo en la garganta y gritó: 'Te voy a rajar, puta'. Y en lugar de intentar huir, SM respondió: 'Si me vas a matar, tendrás que acabar primero con mis ángeles de la guarda'. Se dio la vuelta y se fue caminando despacito a casa. Al día siguiente volvió a pasear de noche por el mismo parque.

SM no ha sentido miedo en las últimas cuatro décadas. Debido a una patología rarísima, la enfermedad de Urbach-Wiethe, esta mujer tiene bloqueada desde niña la amígdala, una región cerebral del tamaño de una almendra considerada una fábrica de emociones. Durante el último medio siglo, la comunidad científica ha apuntado a este hueso del melocotón cerebral como el lugar donde nace el miedo en animales como las ratas y los monos. Hoy, un estudio publicado en la revista Current Biology describe el caso de SM. Según los autores, la mujer confirma por primera vez que esta almendra formada por neuronas es el origen del miedo en los seres humanos.

'Descubrimos a SM hace 25 años, cuando fue remitida por casualidad a nuestra clínica', explica a Público el responsable del estudio, Justin Feinstein, del departamento de Psicología de la Universidad de Iowa. SM es un caso único. Según el científico, 'solo hay un puñado de personas en todo el mundo con lesiones similares'. En la literatura médica, apenas hay unos 300 casos registrados, y cada uno presenta unas lesiones características.

Durante dos décadas, los investigadores han seguido los pasos de SM en su barrio, olvidado por las autoridades e invadido por el crimen y la droga. En su historial policial figuran palizas de su marido, ataques a punta de pistola y varias amenazas de muerte. SM asegura que nunca se sobresaltó. Junto a ella, los científicos han visto películas como El resplandor, La noche de Halloween o El silencio de los corderos. SM no sintió ni un escalofrío. La rodearon de serpientes y tarántulas. Nada. Se la llevaron de noche al sanatorio abandonado de Waverly Hills, en Kentucky, donde los crédulos de lo paranormal aseguran haber visto fantasmas de muertos por tuberculosis, y como si tal cosa.

'SM puede experimentar otras sensaciones, como tristeza o alegría, pero es incapaz de sentir miedo', detalla Feinstein, cuyo grupo ya contó el caso en Nature en 2005, centrándose en la incapacidad de la mujer para reconocer el temor en la cara de la gente.

Según otro de los autores, el neurólogo Daniel Tranel, la importancia del hallazgo es que puede conducir a nuevos tratamientos del trastorno por estrés postraumático, que afecta a casi ocho millones de personas solo en EEUU. Nuevos medicamentos que apaguen la amígdala podrían frenar el miedo perenne que sentirán 300.000 soldados al regresar del frente en Irak y Afganistán, según estiman los científicos.

Otros expertos ajenos a este estudio son más escépticos. El neurobiólogo Juan de Carlos, del Instituto Cajal del CSIC, publicó en mayo los intríngulis de la formación de la amígdala. En su opinión, la descripción del caso de SM está 'coja', ya que faltan detalles anatómicos y sobre cómo se comunican las neuronas en su cerebro. Además, su biografía le produce estupor. 'Si te quitan el miedo, eres una persona peligrosa. Puedes ir por la carretera a 300 kilómetros por hora. ¿Cómo puede esta mujer estar viva?', se pregunta.

Los propios autores reconocen que su estudio tiene 'varias limitaciones'. La lesión de SM va más allá de la amígdala e invade ligeramente otras regiones, que también podrían estar implicadas en la ausencia de miedo. 'Y SM es un solo caso, habrá que estudiar otros para consolidar nuestras conclusiones', admiten.

 La literatura científica ha descrito a otras personas con la amígdala dañada y la sensación de miedo alterada, pero SM es el primer caso con una lesión completa y muy localizada, observado además durante 20 años. Esta mujer, incapaz de reconocer el peligro, se mete sin remedio en situaciones que cualquier otra persona evitaría, mostrando el papel esencial de la amígdala en la supervivencia de un ser humano.

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