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Jugar es crear, crear es jugar

Una exposición del Museo Oteiza invita a ver el juego como un proceso creativo. La muestra acoge una selección de 75 obras, algunas de ellas inéditas, de ámbitos tan diversos como la poesía, la pintura, la escultura, la

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El Museo Oteiza, ubicado en Alzuza, Navarra, acoge hasta el próximo 13 de febrero la exposición Homo Ludens. El artista frente al juego, una mirada multidisciplinar al mundo de la creación moderna y contemporánea, que tiene como objetivo el estudio del juego como proceso creativo.

Este proyecto analiza la presencia de la experiencia lúdica como una constante en la mayoría de los movimientos de vanguardia del siglo XX y un componente habitual en el arte de los últimos años.

La muestra acoge una selección de 75 obras, algunas de ellas inéditas, de ámbitos tan diversos como la poesía, la pintura, la escultura, la música o el teatro, y que evidencian que el juego constituye un elemento inherente al mundo del arte.

La exposición se articula alrededor de cuatro áreas independientes. La primera de ellas, titulada Poéticas visuales, analiza la presencia del lenguaje en el terreno de lo lúdico. No en vano, la muestra se abre con el libro de Stéphane Mallarmé Un coup de dés n'abolirá pas le hassard (1897), cuya influencia será decisiva para artistas de vanguardia como Kurt Schwitters y de corrientes como el letrismo, la poesía concreta o la poesía visual.

La segunda parte de la muestra, Fragmentos de realidad, se construye desde la relación directa del artista frente al material. Son pequeños retazos de cotidianeidad que adquieren formas y realidades inesperadas como en el caso de Ángel Ferrant, Joaquín Torres García, Pablo Picasso, Nicolás Lekuona o el Equipo Crónica; o crean nuevas historias desde el mundo del circo o el teatro como las que ofrecen Ramón Acín, Alexander Calder, Joan Miró, Luigi Veronesi, Isidro Ferrer o Norman Mclaren.

La referencia más metalúdica de este recorrido hace referencia a la propia creación de juegos de azar, puzzles o rompecabezas, que se incluyen en la tercera parte de la exposición bajo el título Juego(s), que muestra piezas de Marcel Duchamp, Man Ray, Gerardo Delgado, George Brecht o Josef Hartwig.

La parte final de la exposición, Ludosofías críticas, acoge una muestra de obras recientes que configuran su mensaje desde la herramienta del juego, que adquiere una nueva dimensión y la diversión, el disfrute o la banalidad dejan paso al análisis y a la crítica.

En algunos casos, como los Soldats soldes de Antoní Miralda, o el Lego Concentration Camp de Zbigniew Libera, los pequeños muñecos de plástico se transforman en la memoria de los conflictos bélicos y en otros casos, como en la obra de Ángel Mateo Charris, sus coloristas composiciones acercan al mundo de la política y el abuso de poder; una crítica que también recoge Joan Fontcuberta en su serie Googglegramas, donde juega con internet para hablar de temas actuales como el terrorismo.

Este proyecto ha contado con la colaboración de artistas y coleccionistas particulares, que han cedido sus piezas en préstamo, junto a instituciones como el Centro Reina Sofía, Centro Georges Pompidou de París, Museo de Arte Museo Moderno y Contemporáneo de Trento y Rovereteo (MART), Museo Picasso de Barcelona y Raster Gallery de Varsovia, además de las piezas de Oteiza procedentes del Museo de Alzuza y de la aportación de Les Documentes Cinematographiques de París y del National Film Board de Canadá.

Homo Ludens. El artista frente al juego

Museo Oteiza Museoa

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