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Kazuo Nakano: "No se construyen viviendas para pobres porque no son lucrativas"

El arquitecto y urbanista brasileño denuncia que al Ayuntamiento de São Paulo no le preocupa la especulación inmobiliaria generada por el Mundial de Fútbol de 2014

HENRIQUE MARIÑO

São Paulo es una ciudad de altos vuelos, pero también una urbe que soterra a los desfavorecidos, víctimas de la presión inmobiliaria desatada en el motor económico de Brasil. El escobón del ladrillo los barre cada vez más lejos, a una periferia remota donde cunden las carencias y las infraestructuras son una quimera.

Kazuo Nakano (Santa Fé do Sul, 1968) no duda, como especialista en gestión urbana y ambiental del Instituto Polis, en reprobar la política de vivienda brasileña y paulistana, que ha quedado en evidencia con los desalojos a los que están siendo sometidos los vecinos pobres del nuevo estadio del Corinthians, sede inaugural del Mundial de Fútbol.

¿Cómo afectarán estas obras al barrio de Itaquera?

Tendrán un impacto directo en dos favelas cercanas, pero hay otras 14 que probablemente se verán afectadas por las carreteras que mejorarán los accesos.

Paradójicamente, las mejoras supondrán, para los pobres, más trabas.

No hay una preocupación respecto al efecto que provocarán las inversiones, como la especulación inmobiliaria. El Ayuntamiento las llevará a cabo sin preocuparse en captar parte de esa revalorización para luego redistribuirla en beneficio del colectivo que vive en los barrios próximos.

¿Las compensaciones económicas son justas?

No, porque el Ayuntamiento paga entre 2.200 y 3.500 euros a cada familia desalojada, con los que no tiene ni para comprar una chabola, que puede costar cuatro veces más. Además, no hablamos de una indemnización sino de una compensación absolutamente injusta e insuficiente, que no supone una alternativa adecuada de vivienda.

¿Cuál es la relación del alcalde, Gilberto Kassab, con las constructoras?

Umbilical. Él procede del mercado inmobiliario y ahora es responsable del desarrollo urbano y los planes de vivienda. La Justicia Electoral de São Paulo ya demostró que son precisamente las constructoras quienes financian las campañas del alcalde y de buena parte de los concejales. No es algo nuevo, en Brasil siempre ha sido así.

¿Cree que el plan de vivienda Mi casa, mi vida se lanzó para beneficiar a las inmobiliarias?

Principalmente, se creó para alimentar la industria de la construcción civil, dinamizar el sector inmobiliario, hacer viables sus inversiones y, además, para crear un capital electoral. El plan de vivienda fue acordado entre el Gobierno federal y las once mayores empresas inmobiliarias, que necesitaban dar salida al suelo adquirido.

¿Por qué hay promociones para familias de renta baja que están bloqueadas?

No son lucrativas. Como el suelo es muy caro, las ganancias de las constructoras serían mucho menores.

¿Dónde están siendo reubicadas las familias que se quedan sin hogar?

La palabra reubicación es inadecuada, porque no les ofrecen una casa en otro lugar, sino que son expulsadas y luego tienen que buscarse la vida. A los poderes públicos no les preocupa reubicarlas sino desplazarlas.

¿Son codiciadas las tierras donde se asientan los barrios más pobres?

En São Paulo y Río de Janeiro, muchas favelas que están bien situadas han sido declaradas como zonas especiales de interés social. Obligatoriamente, deben construirse viviendas para familias sin recursos, pero existe una presión para eliminar esas áreas protegidas y permitir la construcción de nuevas promociones. La fuerte disputa por esos terrenos bien ubicados tiene una relación directa con el desmantelamiento de las favelas.

¿Podría explotar en Brasil una burbuja inmobiliaria?

En España, los créditos para la compra de vivienda suponían hasta un 30% del PIB, mientras que en Sao Paulo representan el 5%. Los bancos son muy rigurosos a la hora de conceder un crédito, por lo que hasta ahora no se ha producido un sobrecalentamiento, aunque la tendencia es que termine inflándose por las presiones del mercado inmobiliario. El precio de la vivienda tiene un componente especulativo muy fuerte, pero no se contempla que la burbuja vaya a estallar por impago de hipotecas.

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