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La lectura amarga del maltrato infantil

Martín Casariego publica la novela 'La jauría y la niebla'

P. H. R.

La crueldad es coto reservado para los breves de sucesos de los periódicos y a los escritores les queda la oportunidad a toro pasado de preguntarse por las causas que llevan a enloquecer. Martín Casariego (Madrid, 1962) se encara en su novela La jauría y la niebla (Algaida) a la violencia y al miedo. A lo largo de tres edades, que son la de los tres personajes que cruzan sus historias, y en los que la inocencia se pierde sin llegar a desaparecer, se centra en la presencia de la crueldad en las relaciones sociales. Sin embargo, no hay que olvidar que la novela empieza con la frase 'Aire para respirar' porque, como el propio Martín asegura, 'este es un libro para la esperanza'.

Ha ido recogiendo pruebas de la ferocidad entre la letra pequeña de las noticias, como los mensajes de móvil que se enviaban entre los acosadores una vez maltrataban a su víctima. Por eso ha preferido ponerle voz a la víctima, al bien en vez de al mal, porque 'la ira debe generarla el lector en su lectura, no el autor en su escritura. Si haces hincapié en lo evidente, las novelas pierden fuerza. Por eso he preferido mantenerme fuera, escribir lejos de la ira', reconoce el autor. La rabia por la injusticia sólo es el motor que hizo reaccionar al escritor.

Una novela dura

Martín Casariego dice que hacía mucho tiempo que quería escribir una novela más madura, en el sentido de tratar varias edades a la vez. Además, era consciente mientras escribía de que estaba haciendo una 'novela dura', porque no hay concesiones a la perfección ni al destino amable que beneficia a todos y deja buen sabor de boca a cualquiera.

A pesar de que tuvo la tentación de hacer todo lo contrario y montar algo más facilón, se decantó por esta historia que 'no es fácil de escribir, por la técnica empleada; ni fácil de leer, por el tema tratado. Tengo otras novelas mucho más limpias e inocentes, pero esta no es lo es', confirma.

La novela también critica la imposición de una lengua, como ocurre en el País Vasco, 'donde los barrenderos van con guardaespaldas'. La jauría y la niebla reprocha esta imposición como otra forma de violencia más. 'El acoso y la represión en el País Vasco se ve ampliada, hay que ser muy valiente para enfrentarse a una sociedad en la que no puedes hablar con libertad en un bar, por ejemplo'.

Casariego se molesta por ello y lanza por escrito una acusación contra el pacto de silencio social al que se ha llegado por miedo. 'El miedo es lo que nos hace agresivos. Pero también forma parte del instinto de conservación. Sin miedo, no duraríamos mucho, aunque el miedo te quita libertad', explica.

El supuesto suicidio del personaje más joven, el niño maltratado, y que tantos aires de noticias publicadas nos trae se deja apuntado sutilmente, para añadir a la lista otro tema tabú. 'La gente que piensa que el suicidio es un arranque de cobardía es ignorante', reconoce Martín y parece inevitable recordar el trágico final del hermano de Martín, el poeta Pedro Casariego Córdoba. 'El suicidio sobrevuela durante toda la historia', cuenta. También lo hace la barbarie infantil, que se describe como una crueldad arrebatada y sin domar, a la espera de pasar por los filtros de la educación.

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