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El Liceo abre temporada con "Tiefland", basada en una obra de Àngel Guimerá

EFE

La temporada operística del Liceo comienza con "Tiefland", del compositor alemán Eugen d'Albert e inspirada en "Terra Baixa", de Àngel Guimerá (1845-1924), una producción de la ópera de Zúrich, con la que también se estrena el nuevo director musical del teatro barcelonés, Michael Boder.

"Tiefland", o "Terra baixa" (Tierra baja) en su versión original en catalán, es el drama más popular de Guimerà, como ilustra que ha sido traducida a catorce idiomas, que ha sido convertida dos veces en ópera y en seis ocasiones su historia se ha trasladado al cine.

Más allá de su marco, la vida rural catalana del siglo XIX, lo que más ha atraído a los creadores ha sido el valor universal de su argumento: la reacción de los humildes contra las cadenas que les oprimen para así ganar la libertad.

La ópera de Eugen d'Albert se estrenó en Praga en 1903 y siete años después en el Liceo, donde no se representaba desde hacía 36 años, ha explicado hoy su director artístico, Joan Matabosch.

Según Matabosch, esta obra, muy popular en las primeras décadas del siglo XX, especialmente en la cultura germana, cayó en un "injusto" olvido "por el hecho de que se convirtió en una de las favoritas de Hitler, hasta el punto de que incluso llegó a encargar una versión cinematográfica a su protegida cineasta Leni Riefenstahl".

El Liceo, ha añadido Matabosch, "no podía quedar al margen del reciente aire de recuperación de esta obra, que en los últimos tiempos habían protagonizado Fráncfort, Zúrich o Viena".

Con relación al original, la ópera de D'Albert introduce algunos cambios, como el nombre del protagonista que en lugar de Manelic pasa a llamarse Pedro, o un prólogo escenificado que introduce al espectador en la historia y que no existía en el texto de Guimerà, ha comentado Michael Boder.

D'Albert construyó "Tiefland", en palabras del director musical, sobre "el verismo alemán y la ópera italiana en un momento en el que ambos no eran muy populares".

Como pianista aventajado, continúa el director, supo además "combinar el canto emotivo con un trabajo profundo sobre el texto, lo que da como resultado una obra muy compleja, con diversas capas".

La dramaturgia de Matthias Hartmann sitúa la acción en las oficinas de una industria textil y no en las cima de los Pirineos o en una casa-molino del campo como en el original de Guimerà.

El espacio escénico de los dos actos de la ópera, con escenografía de Volker Hintermeier, sitúa la acción en un despacho de estilo "decó", ubicado en una amplia rotonda y presidido por una mesa que simboliza el poder de Sebastiano, el director de la fábrica.

Alan Titus, Petra Maria Schnitzer, Michelle Marie Cook, Rosa Mateu y Peter Seiffert figuran en el primer reparto de la obra, que se representará en el Liceo a partir del 2 de octubre y hasta el 20.

Sobre su nueva responsabilidad, Boder ha dicho que "el Liceo es uno de los teatros de ópera más importantes de Europa y del mundo" y ha confesado que ha resultado "un placer encontrar aquí a tanta gente abierta a nuevos retos".

Cree que "toda la ciudad respira ese mismo aire de autosuperación" y sobre el futuro espera que la gente visite Barcelona, "no sólo por sus museos o playas, sino también por su ópera, como sucede en Viena".

El director espera poder trabajar a fondo con la orquesta -"todas son mejorables, incluso la Filarmónica de Berlín", ha anotado- para romper cierto maleficio que condena a las orquestas mediterráneas a una "especie de segunda división".

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