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Líderes religiosos protestantes se reúnen con las familias de las víctimas del "Domingo Sangriento"

EFE

Las familias de las víctimas del "Domingo Sangriento" se reunieron hoy con los líderes de la Iglesia protestante de Irlanda del Norte, en un gesto de reconciliación entre las dos comunidades históricamente enfrentadas en la provincia.

El encuentro se produjo un día después de que el informe del juez lord Saville exonerara a las 14 personas muertas por disparos del Ejército británico en la localidad norirlandesa de Londonderry en 1972, durante una manifestación por los derechos civiles de los católicos en el barrio del Bogside.

La iniciativa de los religiosos debería servir, además, para acallar las críticas de algunos políticos unionistas, quienes cuestionan el coste económico de 12 años de investigaciones de Saville, el cual se elevó por encima de los 200 millones de euros.

Aunque celebran que las familias hayan conocido la verdad del "Domingo Sangriento", 38 años después, sectores de la clase política protestante creen que este tipo de indagaciones crea, además, "dos tipos de víctimas", pues se olvidan de las provocadas por la violencia republicana.

En un comunicado conjunto, el obispo protestante de Derry y Raphoe, Ken Good; el moderador de la Iglesia Presbiteriana, Norman Hamilton y el presidente de la Iglesia Metodista, Paul Kingston, confiaron en que "los nubarrones que han oscurecido Derry durante décadas comiencen a despejarse".

Los líderes protestantes leyeron la nota en el simbólico memorial erigido en el corazón del barrio del Bogside junto a las familias, a las que regalaron una estatuilla para marcar este encuentro.

"Creemos -dice la nota- que el Informe Saville representa un reto y una oportunidad para forjar nuevas y más estrechas relaciones en toda nuestra comunidad".

"Reconociendo la buena voluntad y los significativos esfuerzos efectuados por mucha gente en ambos bandos, nos atrevemos a creer que este puede ser un momento definitivo para acercarnos los unos a los otros", añadieron los religiosos.

Algunos representantes de las familias de las víctimas viajarán esta tarde a Dublín para reunirse con el primer ministro irlandés, Brian Cowen.

Tras conocer el informe, Cowen confió en que las conclusiones del texto sirvan para "cerrar las heridas" de la "injusticia" cometida en la ciudad norirlandesa el 30 de enero de 1972.

El documento, de más de 5.000 páginas, critica duramente al Ejército británico y a los mandos militares en Irlanda del Norte, al tiempo que recalca que los fallecidos era civiles inocentes, tal y como siempre sostuvieron sus familias en contra de la, hasta ayer, versión oficial.

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