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Llaman a votar y abstenerse en Honduras al cierre de la campaña

Reuters

Por Anahí Rama y Gustavo Palencia

Las partes en conflicto en la aguda crisis política que vive Honduras se disputaban el viernes los llamamientos a la población para votar y abstenerse en las elecciones del domingo, que han dividido a Estados Unidos y a América Latina sobre si reconocer o no al futuro gobierno.

El presidente de Costa Rica, Oscar Arias, se sumó a la postura de varios países, incluido Estados Unidos, de abrirse a reconocer al mandatario electo a pesar de que no ha sido restituido el presidente Manuel Zelaya, derrocado el 28 de junio en un golpe de Estado y sacado del país a punta de rifle.

En la televisión se multiplicaban los anuncios con personas sonrientes de distintas edades llamando a la participación, aunque debido a la crisis podría ser menor que el 55 por ciento de 2005.

"No se queden en la chola (casa)/ metámonos en la cola/ para que nos paren bola", cantan varias personas en uno de los anuncios, redactado con el estilo de hablar de los barrios.

Pero Zelaya, refugiado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa desde septiembre, llamó a sus partidarios a salir el domingo a las plazas públicas de la ciudad y mostrar su dedo meñique limpio, en una señal de que no fueron a votar para apoyar su demanda de restitución.

En los colegios electorales se marca con tinta el dedo meñique de los sufragantes como prueba de que votaron.

"Este domingo yo opino que salgan a las plazas públicas y que muestren su dedo y digan que no se han manchado, que no apoyan la legalización de los golpistas", dijo Zelaya la noche del jueves a Radio Globo, que le apoya y que fue silenciada temporalmente por el Gobierno de facto.

CANDIDATOS SE LAVAN LAS MANOS

los conservadores Porfirio Lobo, del Partido Nacional, y Elvin Santos, del Partido Liberal de Zelaya - han pedido su restitución y dicen que se atendrán a lo que decida el Congreso y la Corte Suprema de Justicia.

"Hemos dicho que no queremos formar parte de un conflicto que no es nuestro", dijo el viernes Santos, que fue vicepresidente de Zelaya pero se distanció cuando éste comenzó a acercarse al líder venezolano Hugo Chávez, algo que irritó a una mayoría de políticos y empresarios.

parte de un acuerdo entre las partes firmado en octubre bajo el auspicio de Washington pero que naufragó días después - el 2 de diciembre, después de las elecciones.

El Gobierno estadounidense de Barack Obama condenó inicialmente el golpe de Estado y suspendió parte de la ayuda internacional, pero en las últimas semanas suavizó su postura y apoya los comicios siempre y cuando cumplan con las normas internacionales.

Esta posición, según observadores, podría ser apoyada por países aliados como México, cuya canciller ha dicho que por el momento el Gobierno del conservador Felipe Calderón no tiene una posición.

Por su parte, Brasil dijo el jueves que de ninguna manera reconocerá al Gobierno electo el domingo, posición respaldada por varios gobiernos izquierdistas de Centro y Sudamérica.

Arias, quien recibió a Zelaya en pijama en San José cuando fue derrocado, dijo el viernes a la cadena CNN que "si todo transcurre bien, normalmente y los observadores no ven nada absolutamente malo el domingo 29 de noviembre, pues yo pienso que la gran mayoría de los países del mundo deben reconocerlas".

Sin embargo, a los comicios no asisten observadores tradicionales como la Organización de Estados Americanos (OEA) ni del Centro Carter, sino de organizaciones civiles y ex presidentes, muchos de ellos parciales.

Arias actuó como mediador al inicio de la crisis sin lograr acercar a las partes.

El Gobierno de facto llamó a 5.000 reservistas del Ejército para garantizar la realización de los comicios, mientras que el presidente de facto, Roberto Micheletti, se retiró temporalmente el miércoles de sus funciones para que las elecciones se realicen en paz.

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