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Con "Lobos de Arga" llega la sabia combinación de terror y comedia

EFE

Tras dirigir "Dos tipos duros" y "Un buen hombre", el cineasta madrileño Juan Martínez Moreno aborda desde la comedia el subgénero fantástico de los hombres lobos con "Lobos de Arga", que sitúa en una recóndita aldea gallega.

"Lobos de Arga", que se ha proyectado en la Sección Competitiva Fantástico del Festival de Cine de Sitges, ha tenido una gran acogida por parte del público y de la prensa acreditada en el certamen, que han valorado su "honestidad" y "la sabia combinación de géneros".

Precisamente, el director ha señalado en conferencia de prensa que "el proyecto pretendía combinar géneros tan diferentes como el cine de terror, la comedia o las películas de acción", aunque reconoce que "predomina la comedia sobre el resto".

"Lobos de Arga" es heredera, admite su director, "del cine de terror, de la primera gran película del género, 'The Wolfman', de 1941, de George Wagner, o del cine de los 80 con títulos como 'Un hombre americano en Londres', de John Landis, o 'Aullidos', de Joe Dante".

De hecho, atraviesa "Lobos de Arga" cierto "aire ochentero", plausible en la mayoría de los efectos especiales utilizados, que son todos "físicos y reales, y no de posproducción digital".

"A mí, como espectador, siempre me han gustado más los efectos físicos y el abuso del digital siempre me ha producido rechazo", ha dicho Juan Martínez Moreno.

El punto de partida de la cinta son unos hechos ocurridos en Arga en 1910, donde una terrible maldición cae sobre la malvada marquesa de Mariño y su hijo, convirtiéndole en hombre lobo en su décimo cumpleaños.

Cien años después, Tomás, un escritor fracasado y último descendiente varón de los Mariño, regresa al pueblo convencido de que van a nombrarle hijo adoptivo, pero en realidad, los vecinos piensan sacrificarle para acabar la maldición.

Martínez ha justificado la ubicación de la historia en Galicia, porque "visualmente el norte, con sus brumas matutinas, tiene mucho dramatismo, algo que le venía bien a la película, y luego tiene una historia mágica, que viene de hace 400 años, y que no sólo tiene que ver con las 'meigas' y el primer lobisome -varón que se transformaba en un animal parecido al perro y el cerdo-, que fue un gallego".

El rodaje fue duro por las condiciones meteorológicas -en pleno mes de febrero-, pero, apunta el director, los que peor lo pasaron peor fueron los actores que estaban dentro de los disfraces de hombres lobo: "eran cuatro horas y media de maquillaje sin ponerse el traje, durante cuatro semanas de rodaje, y con tres días de grabación de noche".

Martínez se ha mostrado satisfecho con el trabajo de los hombres lobo, de los que la mitad eran especialistas y la otra mimos contratados en Galicia.

En la conferencia de prensa, que en momentos parecía la continuación del rodaje por las bromas e indirectas que lanzaban los actores, Carlos Areces ha hablado de la rigidez del director: "El guión era la biblia y no se podía tocar ni una coma", ha dicho.

En relación a alguna posible anécdota paranormal ocurrida durante el rodaje, Areces ha indicado: "Juan (Martínez) no es una persona sosegada en la dirección, pero eso no se puede atribuir a la luna llena, y Gorka Otxoa se reveló como la persona más torpe con cinco accidentes al día durante el rodaje, pero tampoco debemos achacarlo a la luna llena".

La productora del filme, Emma Lustres, ha comentado que iniciaron hace un año la campaña en distintos mercados, pero "por la mezcla de comedia y terror hemos pensado que comenzaremos las ventas en el American Film Market", con la esperanza de que la película puede tener una "buena trayectoria internacional" como otros filmes españoles de género como "Spanish Movie".

En el caso de que la industria vuelva a confiar en él, bromea, Martínez expresa su deseo de "volver a trabajar en el género fantástico, porque me lo he pasado muy bien".

Martínez no sólo da una vuelta al género de terror, como recientemente hicieron los británicos Edgar Wright y Simon Pegg en sus admiradas "Zombies Party" y "Arma Fatal", sino que también subvierte la imagen que el cine habitualmente difunde de los agentes de la Guardia Civil.

"Las películas tienden a provincializar a los agentes y me hacía gracia que el único que estaba al día de los mitos y la literatura de licántropos fuera un guardia civil, al que Luis Zaheras le saca además mucha punta".

Jose Oliva

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