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López-Linares embriaga con el frenesí del campeonato mundial de cocina

EFE

La película "El pollo, el pez y el cangrejo real" de José Luis López-Linares hizo hoy las delicias de la Berlinale, con un épico relato sobre el campeonato mundial de cocina, "Bocuse d'Or", en el que la cámara sigue al candidato español Jesús Almagro durante la preparación y el reñido concurso.

El equipo de la película se pega a los talones del cocinero, un protagonista tan expresivo como espontáneo, que se embarca en un viaje de superación, ansiedad y estrés que concluye en Lyon, en una suerte de Eurovisión culinaria, con las gradas a rebosar de entusiastas y ruidosos seguidores, banderas nacionales en alto.

Durante seis meses de intensa preparación, propia de la más alta competición deportiva, el equipo de Almagro prepara 450 pollos, 150 kilogramos de pez Balder y 265 kilogramos de cangrejo real, todos con el mismo objetivo: sorprender y convencer al jurado internacional del concurso, entre los que figura José Mari Arzak.

El director aludió tras la proyección a su afición a la buena mesa y a su deseo de documentar el singular concurso "Bocuse d'Or" pero dijo que sólo supo "que tenía historia" tras conocer a Almagro en su primer día del entrenamiento "en que todo salía mal".

Explicó que la franca personalidad del cocinero -"tan divertida como emocionante"- fue clave en la decisión del rodaje, que dispuso de 100.000 euros de presupuesto, y que retrata con eficacia una historia de sacrificio, ilusiones, fracasos y continuas dudas.

"Es un examen de 5 horas y 35 minutos para preparar dos platos, uno de carne y otro de pescado", explicó a un grupo de periodistas el cocinero, que se mostró dispuesto a ofrecer consejos al próximo candidato español al "Bocuse d'Or".

Almagro, quien asegura que le encantan los retos pero que no se plantea repetir su paso por el concurso de chefs, se mostró "sorprendido" por la imagen que ofrece en la gran pantalla. "No sabía que soy tan expresivo ni que de cada tres palabras que digo cuatro son una barbaridad", comentó.

A este nivel de competición, crear exquisiteces no es suficiente, y los aspirantes al título deben adaptarse a las estrictas normas del concurso y al criterio de los severos jueces, "que más que probar la comida, la diseccionan", indicó el chef.

"El pollo, el pez y el cangrejo real" llevó al minucioso equipo de trabajo de López-Linares hasta Noruega, más allá del círculo polar, donde desvelan al espectador los sofisticados métodos de captura de manjares tan exclusivos como el pez Bardel y el cangrejo real, de uso obligatorio en el concurso.

El viaje hasta Lyon no está exento de dificultades para Almagro quien semanalmente sometía sus propuestas a un consejo de sabios, compuesto por los mejores chefs de Madrid, poco comedidos con sus críticas. "Los lunes eran un infierno", explicó.

La cámara de López-Linares capta con maestría el periplo tanto emocional como profesional en que se embarca su carismático protagonista, cuya tensión dramática alcanza su punto álgido entre los cánticos futboleros y los vítores del público de Lyon.

"Jesús (Almagro) fue increíblemente generoso con nosotros, pues nos dejó colarnos en su cocina incluso en los días en que le estaban destrozando", afirmó el productor de la cinta, Antonio Saura.

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