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"Lucharemos y, si hace falta, saldremos a las barricadas"

Antoni Verdaguer rinde homenaje a su amigo actor con la película documental 'Jordi Dauder, la revoluciò pendent', una defensa de la coherencia, la ética y la política activa

BEGOÑA PIÑA

'Vivió siempre defendiendo la revolución permanente'. La frase de Josep-Lluís Carod Rovira, que hace referencia a una máxima trotskista, da pistas para el título de la película documental de Antoni Verdaguer, Jordi Dauder, la revoluciò pendent, un homenaje al intérprete recientemente desaparecido, donde él mismo repasa su vida, su constante compromiso político y su pasión por la literatura y el teatro. El filme, que se encuentra ya en las salas catalanas y que prepara su próximo estreno en Madrid, es una extensa entrevista que el director hace a su amigo, y que interrumpe de vez en cuando para permitir que otros amigos y compañeros le recuerden.

Desde el escritor Alfonso Cervera, pasando por Xavier Giró, Lluís Llach, el mencionado Carod Rovira o Miquel Riera (El Viejo Topo), hasta los directores de cine y teatro que trabajaron con él (de Ken Loach a Calixto Bieito) o Bea Castro, su representante, todos rememoran la figura de Dauder, su sentido del humor y su inagotable espíritu de lucha.


'Lo colectivo siempre es más importante que lo individual', decía este actor, que representaba magníficamente a una generación de intérpretes españoles para los que la política y la batalla por las conquistas sociales eran actividades inherentes a su propia naturaleza de intérpretes.

'Creo que la película -dice el director- se convierte, a partir de una persona concreta, en radiografía de una generación, la que vivió la dictadura, el exilio, interior o exterior, a la que no satisfizo la transición... Es una generación frustrada. Y en esta época, en que hay falta de líderes, puede resultar interesante para mucha gente'.

Jordi Dauder, la revoluciò pendent (producida por Segarra Films, con la participación de AISGE y en coproducción con Televisiò de Catalunya y TV3) deja espacio también para algunos momentos clave en la vida del actor, desde su nacimiento en Badalona, el 5 de marzo de 1938, pasando por su exilio en París, el regreso a Cataluña, y su entrada en el mundo del teatro. Hijo del dramaturgo Vicent Dauder, su primera inclinación fue la medicina, pero abandonó ésta cuando comprendió que su pasión real era la literatura. Tras vivir activamente el Mayo del 68 -que en la entrevista compara con el movimiento del 15-M en la Puerta del Sol de Madrid-, volvió a Barcelona.

Trotskista convencido, militante de la Liga Comunista Revolucionaria (LCR), comenzó a trabajar en la Librería Leviatán, donde estableció contacto con muchos intelectuales y escritores con los que inició una carrera periodística en publicaciones como Quimera, El Viejo Topo, Coyoacán o Sin permiso.


Allí conoció a José Sanchís Sinisterra, que entonces estaba montando Escena Alternativa. El dramaturgo y director intuyó el talento de Jordi Dauder y le convenció para que participase en El gran teatro natural de Oklahoma, con el que se inició una carrera que apasionó al actor hasta su muerte.  Teatro, cine, televisión y doblaje ocuparon buena parte de la vida de este intérprete, que jamás desatendió sus propios instintos políticos y convicciones. 'Lucharemos por las cosas más evidentes y, si hace falta, saldremos a las barricadas'.

'Para Jordi poner un papel en una urna cada cuatro años no era suficiente -explica Verdaguer-, era partidario de la política activa. ¿Por qué no puede hacer política activa un médico, un panadero o un actor? Era un ejemplo de persona, un ejemplo para la gente joven. Me gustaría que el documental calara en el público joven'.

La faceta política de Dauder -'todo es política'- sirvió de cimiento al resto de actividades de su vida y es en ella en la que se detiene más esta película, donde el actor expresa en voz alta y con contundencia algunas ideas que hizo públicas siempre que pudo. 'La Guerra Civil -decía Dauder- está aún viva de alguna forma, sobre todo por parte de la derecha española'. Era éste una afirmación recurrente en sus conversaciones, en las que agitaba a sus amigos y compañeros para animar a la lucha desde la cultura.

Presente en el Congreso de los Diputados con otros miembros del movimiento de 'No a la guerra', se paseó incontables veces por la Puerta del Sol mientras ésta estuvo ocupada por los activistas del 15-M, escribió un libro, El estupor, donde enfrentaba a dos personajes que se preguntaban por los métodos para conseguir el cambio: '¿Es la violencia la que nos permite cambiar la sociedad? o ¿es simplemente el cambio de mentalidad?' y peleó hasta el final.

'Me faltaría, como mínimo, que ganáramos alguna vez', sentencia en la película, donde vence siempre un espíritu positivo: 'Si tenemos suerte, en algún momento veremos la instauración en nuestro país de la Tercera República'.

Pero también Jordi Dauder deja que se filtre en esta entrevista un cabreo permanente por las cosas mal hechas, por lo desperdiciado en instantes clave.

'La ley de la Memoria Histórica es una puta mierda, no sirve para nada' o 'la puta transición, que no se hizo bien hecha' son muestras de esta irritación, que crecía con la certeza de que en España 'la derecha es una derecha con mucha actitud de venganza aún'.

Jordi Dauder la revoluciò pendent es un retrato hecho desde el cariño, el respeto y la admiración por la coherencia y el compromiso, donde por supuesto cabe el Dauder actor, el intérprete de magnífica voz y notable presencia, el profesional que pincha a los jóvenes actores para que trabajen y estudien más.

'Ya lo dice en la entrevista, que la televisión ha hecho mucho daños a los actores', asegura Antoni Verdaguer, que, como su amigo, afirma que son mejores los intérpretes más sabios. 'José Luis García Sánchez le define muy bien en la película cuando dice que Jordi Dauder ya llegó hecho, porque tenía toda la experiencia con él cuando empezó como actor'.

'Cada vez va quedando menos gente con una ética, con coherencia...', añade el director de la película, que reconoce que ahora 'cada vez es más difícil encontrar personas así, como Jordi Dauder, o al menos no se las conoce públicamente. Él era una persona con una entrega total y absoluta'.

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