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Lula apoya el desarrollo de la energía atómica por Irán

Brasil afianza su liderazgo como potencia al estrechar relaciones con el presidente Ahmadineyad

NAZARET CASTRO

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, recibió en Brasilia a su homólogo iraní, Mahmud Ahmadineyad, en lo que ha sido la apuesta más arriesgada del Itamaraty (el Ministerio de Exteriores brasileño) para afianzar el liderazgo de Brasil como potencia regional que aspira a un asiento en un hipotético Consejo de Seguridad de la ONU renovado y ampliado.

La visita concluyó con el apoyo expreso de Lula al desarrollo de la energía atómica en Irán con fines pacíficos. 'Brasil sueña con un Oriente Medio libre de armas nucleares', dijo Lula. Ahmadineyad, que en la rueda de prensa posterior a la reunión llamó a Lula 'buen amigo' varias veces, se ha anotado un tanto.

Lula ignoraba así la petición de Barack Obama de que aprovechase su relación con el mandatario iraní para pedirle que renuncie a su programa atómico. Brasil, que tiene su propio plan nuclear aunque la comunidad internacional no duda de sus intenciones pacíficas, como sí hace de las de Teherán, tiene una posición peculiar al respecto.

Para Lula, todos los países signatarios del Tratado de No Proliferación Nuclear (como son Irán y Brasil) tiene derecho a enriquecer uranio para la producción de energía para fines civiles. De ahí que sea contrario a las severas medidas de control, al temer que pudieran aplicarse también a Brasil en un próximo futuro.

En EEUU no sienta bien que el líder brasileño legitime a Ahmadineyad

En Washington no ha sentado nada bien que Lula legitime al líder iraní, presionado sin éxito por la comunidad internacional para que deje de enriquecer uranio y foco de polémica por su negación del Holocausto y amenazas a Israel.

No es la primera vez que la Casa Blanca se molesta con aquel a quien Obama denominó su hombre en América Latina. La postura contraria de Brasilia a la ampliación de la presencia militar estadounidense en siete bases de Colombia y la injerencia del Itamaraty en el conflicto de Honduras han dejado claro a Washington que Brasil está decidido a jugar fuerte para imponerse comopotencia regional.

Y Estados Unidos recela de que el gigante suramericano le arrebate su tradicional rol de vigilante de su patio trasero. Se entiende la preocupación de Washington al observar que Irán, necesitado de apoyo internacional, parece estar encontrándolo en América Latina. Primero fue el venezolano Hugo Chávez, más tarde Ecuador y Bolivia. Pero Brasil es diferente: se trata de un país clave en el tablero y con un líder moderado y muy valorado por la comunidad internacional.

Si Irán lo tiene todo por ganar, Brasil se la juega. The New York Times sostiene en su edición del domingo que este encuentro perjudicará las ambiciones brasileñas de tornarse un actor relevante en la escena internacional, además de chocar con los esfuerzos de los países occidentales para presionar a Irán. Lula responde a las críticas con el siguiente argumento: 'Si Irán es un actor importante, dialogar con él es necesario para la paz. Es inútil dejarlo aislado'.

Lula teme que las trabas puestas a Irán se repitan un día contra Brasil

La visita de Ahmadineyad se produce apenas diez días después de las de los líderes palestino e israelí, Mahmud Abás y Shimon Peres. Ambos urgieron a Lula a sumarse al proceso de paz en Oriente Próximo. 'Brasil, como país clave, y Lula, como líder respetado, pueden jugar un importante rol', declaró Abbas al periódico Folha de São Paulo. Ahmadineyad expresaba la misma idea ayer en Brasilia. Y Lula está más que dispuesto a asumir ese papel: viajará en 2010 a Israel, Jordania y los territorios palestinos.

La visita del presidente iraní no sólo fue polémica fuera de las fronteras brasileñas. Varias manifestaciones, convocadas por asociaciones gays, judías y otros movimientos sociales, se sucedieron el pasado fin de semana en Río de Janeiro y São Paulo. Ayer, grupos a favor y en contra de Ahmadineyad se agolparon a las puertas del Itamaraty y estuvieron a punto de enfrentarse.

Bolivia
Tras el éxito cosechado en Brasil, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, se dirigirá mañana a Bolivia para tratar proyectos comunes sobre comercio e hidrocarburos. Se trata de su segunda visita a Bolivia tras la que efectuó en otoño de 2007, cuando Ahmadineyad y Evo Morales ratificaron su alianza y firmaron un plan de cooperación por el que Irán se comprometió a invertir en Bolivia 1.100 millones de dólares. Los mayores proyectos puestos en marcha desde entonces han sido la instalación de una planta petroquímica y el inicio de exploraciones para hallar nuevos yacimientos petrolíferos y de gas natural.

Venezuela
La “intensa” visita oficial de dos días a Caracas tiene como objetivo “fortalecer la sólida relación entre ambos países”, según ha informado el canciller venezolano, Nicolás Maduro. Este recordó que Irán y Venezuela tienen “más de 70 proyectos conjuntos” y han firmado 300 memorandos de entendimiento. Además, indicó que los principales puntos de la agenda serán los sectores energético, industrial y agrario. Con la visita a Caracas, su más firme aliado en el continente, Ahmadineyad cerrará esta gira.

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