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Madonna lanza "Hard candy", un caramelo con sabor a pop, dance y música urbana

EFE

En vez de reinventarse y adelantar la tendencia musical de los próximos años, Madonna ha preferido combinar sabores como el pop, el dance y los sonidos urbanos para su nuevo álbum, "Hard candy", y se pone en manos de los productores de moda, Timbaland, Justin Timberlake y Pharrell Williams.

Un título como "Hard candy", que en castellano significa un caramelo duro pero dulce a la vez, explica a la perfección el deseo de la cantante de "transmitir al mismo tiempo una sensación de urgencia y diversión con canciones que la gente no pueda sacarse de la cabeza".

Así lo asegura ella misma en una nota de prensa acerca de su último disco, que sale a la venta el próximo martes y que finaliza su relación con Warner tras fichar por la promotora Live Nation.

Madonna, que siempre ha sido la principal beneficiada de todos y cada una de sus colaboradores, olvida los sonidos electrónicos de William Orbit, Mirwais o Stuart Price en sus anteriores y exitosos "Music" y "Confession on a dance floor" y recurre en el que es su decimoprimer álbum de estudio a Timbaland, Timberlake y Pharrell Williams.

Ellos conforman la tríada de músicos que ha revolucionado la industria en los últimos cinco años, en especial la estadounidense, que es el mercado que se resiste al influjo de la reina del pop en los últimos tiempos y, en esta ocasión, es ella la que suena a otros artistas, como Nelly Furtado, Gwen Stefani o el propio Timberlake.

El sencillo "Four minutes", cantado a dúo con Justin, es "el eje sobre el que gira todo el álbum", una compilación de Rythm and blues, hip-hop y algo de rap adaptado a las necesidades de la estrella del pop y, por tanto, no ajeno a la pista de baile.

Porque en "Hard candy" ha decidido confiar en los demás más que en su propio instinto: "Estoy acostumbrada a ser la diva y a que la persona que está conmigo funcione más bien como un apoyo para mí. Tuve que acostumbrarme a ceder parte de mi espacio. Fue divertido pero también saltaron chispas, ya que todo el mundo tenía las opiniones muy claras", explica.

Con Pharrell Williams, líder del grupo de productores The Neptunes, escribió "Candy shop", el tema que abre el álbum y el favorito de la cantante.

No tan orgullosa está de "Spanish lessons", que estuvo a punto no incluir en el álbum, mientras que define "She's not me" como "un cruce entre Debbie Harry y Gloria Gaynor" y considera "Beat goes on", en la que aparece el rapero Kanye West, como "un homenaje a Marvin Gaye".

"Give it 2 me" y "Miles away" se perfilan como evidentes próximos sencillos mientras que reserva "los momentos más profundos y reflexivos" para el final del disco: "The devil wouldn't recognize you" y "Voices".

A punto de cumplir los 50 años, Madonna es sinónimo de noticia. En los últimos años ha sido continuas las informaciones acerca de sus distracciones religiosas o su vida marital con el cineasta Guy Ritchie e incluso se ha abierto un debate en la prensa internacional acerca de si su hija de 11 años de edad, Lourdes María, debería plantearse la depilación.

Ningún comentario perjudica a la artista, sobre todo porque el interés por su vida personal disminuye en favor de su faceta profesional, siempre en primera línea informativa, como lo fue el pasado mes de febrero su debut tras la cámara con "Filth and wisdom", cinta proyectada en el reciente Festival de Berlín.

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