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El mago de mil años monta su espectáculo

Terry Gilliam presentó ayer una película sobre la imaginación dedicada a Heath Ledger, quien falleció durante el rodaje

SARA BRITO

El hombre con más mala suerte del mundillo del cine se paseó ayer por San Sebastián con una de sus camisas de estampados imposibles y demostró que, por muchos malos rollos que le sucedan, Terry Gilliam carcajada va, carcajada viene no se da por vencido ni de asomo.

Hagan memoria: si en 2000 Gilliam tuvo que cancelar su adaptación de Don Quijote (The Man Who Killed Don Quijote) por una cadena de infortunios que quedó inmortalizada en el documental Lost in La Mancha (2002), su filme The Imaginarium of Doctor Parnassus, presentado ayer en Zabaltegi, remata su relación con la desventura.

Heath Ledger murió el 22 de enero del año pasado durante un descanso del rodaje de la película, que quedó marcada por la tragedia. En vez de cancelar la producción, el director, acostumbrado a luchar contra molinos de viento, readaptó la historia y sustituyó al actor por otros tres intérpretes, tirando de una pirueta fantástica que le permitía el guión: el resultado es que cuando el personaje de Ledger salta al mundo de la imaginación a través del espejo de Parnassus, es sustituido por JohnnyDepp, Colin Farrell y Jude Law, tres amigos del actor que finalizaron el proyecto.

Su nuevo filme da otra vuelta de tuerca a su gusto por el delirio

Una vez acabado el rodaje y cuando parecía que por fin Gilliam iba a poder pulir a la criatura, el productor de la película, William Vince, fallecía.

El director empezaba a ver venir lo peor, algo que llegó sin hacerse esperar: 'Sufrí un accidente al poco tiempo y me rompí la espalda', explicaba ayer. Así que, creyentes y descreídos, Gilliam lo dice a las claras: 'Fue un milagro, vamos a tener que hacer una capilla como en Lourdes', bromeó.

Con aspecto de yogui (pantalón holgado, coletilla fina y larga, pies descalzos sobre el sofá), el ex de Monty Python recuerda a Ledger sin asomo de malsano dramatismo: 'Es una de las mejores personas que conocí, inteligente, y como actor, era mejor cada vez. No había límites para lo que podía llegar a hacer. Esa es la tragedia, que sólo vimos pinceladas de Heath'.

Los últimos trazos del actor son histriónicos, acordes con la imaginación desbordante del director de Brazil (1985), que en The Imaginarium of Doctor Parnassus da otra vuelta de tuerca a su gusto por los paisajes psicodélicos y delirantes.

'Los locos ayudan a vislumbrar cómo podría ser el mundo'

El doctor Parnassus, interpretado por Christopher Plummer, es un mago de miles de años que monta un espectáculo donde guía la imaginación de la gente al llevarlos al otro lado del espejo. ¿Adivinen quién es el anciano personaje? 'Soy yo y el carromato con el que Parnassus recorre el mundo es mi cine. Esta es una de las películas más transparentes que he hecho', aclara.

Un cuento floreado que, como es habitual en el director de El rey pescador, protagonizan locos y marginales, gente dispuesta a ver la vida de otra manera. 'Creo que la gente con problemas mentales e incluso los niños nos hacen ver el mundo más claramente porque no están todo el día ocupados, corriendo al trabajo... Los locos nos ayudan a vislumbrar cómo podría ser el mundo', asegura el director.

Por tanto, para ver el mundo desde otro ángulo, entre usted en el espejo que trae Parna-ssus. 'Lo que la industria quiere es hacer películas donde el espectador se olvide de su vida y no tenga que pensar. Prefiero hacer cine para la imaginación porque no sabes cuáles van a ser los resultados, todo el mundo tiene una imaginación diferente y cada uno ve una película distinta. En la mayoría de casos, todos ven lo mismo. Es aburriiiiiiiiiiiido', dice y pega un salto en el sofá.

Desde luego que tener la cabeza a todo trapo desde hace 69 años no debe ser fácil. 'Muchas de las fantasías que había imaginado para la película se quedaron fuera. Mi cerebro va muy rápido. Me paso la mayoría del tiempo intentando ignorar mi imaginación porque si no, nunca acabaría un filme', confiesa. Dice que es por eso por lo que no consigue dinero fácilmente: 'Nunca puedo asegurar lo que va a salir'.

Exactamente eso es lo que busca Gilliam, lo imprevisible, la empresa desquiciante que otros hubieran abandonado hace ya tiempo. Pasen y vean: hace unos días, el director estuvo buscando localizaciones en Madrid, Toledo, Ávila y Salamanca para rodar ¡The Man Who Killed Don Quijote! Sí señores, en unos meses el director estará otra vez luchando contra los molinos y creyéndose Alonso Quijano, nueve años después de que el desastre con inundaciones y la lesión del protagonista de por medio se instalara en los escenarios del rodaje.

'Si vas a hacer una película sobre Don Quijote, es necesario que seas un poco como Don Quijote, que estés tan loco como él' y vuelve a echar una carcajada sonora. 'Estoy empezando otra vez y, después de ocho años sin mirar el guión, lo he releído, y lo estoy reescribiendo e incorporando cosas que me han pasado en este tiempo y elementos de las películas que he hecho. Así que no haré el mismo filme de Don Quijote. De hecho ¡cada Don Quijote que no hago es diferente!'. Y se monda de la risa.

Pero antes de poner en marcha el proyecto maldito, Gilliam se reunirá en Nueva York para celebrar con John Cleese, Eric Idle, Terry Jones y Michael Palin los 40 años de los Monty Python. 'No sé si esos 40 décadas pasaron ayer o hace 1.000 años. La gente sigue viendo los shows una y otra vez, y otra vez y otra vez '.

Terry Gilliam se marca un señor bostezo y luego, cómo no, otra carcajada: 'Creo que el 15 de octubre van a ver a cinco hombres viejos sentados en sillas de ruedas. La estampa será como las vírgenes de las procesiones de Sevilla'. ¿Alguna esperanza de un regreso? '¡Son unos tipos muy aburridos! No quiero volver a trabajar con ellos jamás!'. Y se parte.

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