La manifestación contra la OMC fue disuelta por decisión de los convocantes tras los enfrentamientos violentos entre grupúsculos de radicales y la Policía.

Los agentes de seguridad tuvieron que intervenir con gases lacrimógenos y balas de caucho para frenar los actos vandálicos de unos doscientos radicales.

Los enfrentamientos provocaron que el resto de los 4.000 integrantes que formaban el grueso de la marcha se dispersaran hasta que quedaron divididos en múltiples grupos, por lo que finalmente los coordinadores de la manifestación decidieron disolverla.

La policía les había advertido previamente que no les dejaría acercarse a la sede la OMC, por lo que los manifestantes optaron por reunirse en un pequeño parque en el centro de la ciudad.

No obstante, el grueso de la manifestación no siguió la consigna y la mayoría de personas optaron por marcharse. Sólo algunos campesinos con sus tractores alcanzaron el parque.

Asimismo, algunas personas intentaron proseguir el camino hacia la OMC, pero fueron duramente reprimidos con gases lacrimógenos por la Policía.

En la ciudad siguen habiendo disturbios aislados en varios puntos, sea por actos vandálicos perpetrados por los radicales, sea por enfrentamientos directos entre éstos y los agentes de seguridad.

La mayoría de los 4.000 manifestantes que asistieron a la marcha se comportaron de forma pacífica, pero casi desde el inicio, dos grupúsculos de radicales, de un centenar de integrantes cada uno, ejerció la violencia contra toda demostración de consumo.

Se ensañaron especialmente contra los cristales de los bancos, los escaparates de las tiendas de lujo y las lunas de los coches estacionados en las calles adyacentes por donde discurría el cortejo.

La marcha se organizó para mostrar el rechazo de la sociedad civil a la institución que rige el comercio mundial, y en especial a la celebración de su séptima reunión ministerial que tendrá lugar en la ciudad de Calvino del lunes al miércoles próximos.