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María Pagés estrena "Autorretrato" en el Teatro Español

EFE

Le gustaría bailar en el cielo y ver desde allí la Tierra, con la gravedad justa para fijar sus pasos y a la vez volar, revela, en una entrevista con Efe, la bailaora María Pagés, que estrena el jueves en el Teatro Español "Autorretrato", una "miraíta" a su esencia llena de poesía, humor y amor por lo que hace.

La bailaora de brazos infinitos ha elegido para "Autorretrato", nacido de una coreografía que le pidió Mikhail Baryshnikov para el Baryshnikov Arts Center (BAC), lo que más le gusta, por eso el espectáculo, dividido en cuatro partes -el estudio, su hogar, los camerinos y el escenario- empieza con una soleá, sigue con farruca, juega -otra de sus debilidades- con un espejo, baila tientos, tangos, un martinete, alegrías, cantiñas...

"Está todo lo que soy como artista y como ser humano", afirma, esta sevillana que, como bien dice la letra de la soleá que baila, por más que se espíe en el espejo "nunca le dirá los pensamientos que tiene".

Cuando Baryshnikov le propuso, hace ya dos años, que preparara para bailar en el BAC, un lugar muy "elitista" -fue a verla, "nada menos" que Merce Cunningham-, algo verdaderamente especial que mostrara lo que ella era como mujer y artista le dio a la vez "la llave" para explorar en la coreografía que acabó estrenando el año pasado en Tokio, en medio del delirio del respetable.

A pesar de lo especial que es este montaje a ella no le da "pena ninguna" que las funciones se acaben -el próximo 12 de abril en el Español- porque, dice, ese es el "misterio" del baile: que según empiezas a hacerlo ya está acabando.

Esa es la razón, cree ella, de que las artes escénicas estén viviendo en España un periodo "fantástico": "el directo es como una reacción ante tanta virtualidad. Es un poder que engancha" y ella lo sabe bien porque llena siempre.

"Todos los días sales al escenario a hacer algo único. Hay infinitos matices en ello y el duende es cuando todos esos matices se conjugan y emocionas a las paredes", resuelve.

Le encanta leer y por eso, después de comprar todos los CD que encontró de música brasileña para montar la parte que dedica a su hogar, a la poesía, recurrió al libro en el que el portugués José Saramago incluye "Ergo uma rosa" (Alzo una rosa).

La química entre ambos -"Saramago es genial, dice lo que piensa y lo dice clarísimo"- ha obrado el prodigio de oír al escritor portugués recitando aquello de "Alzo una rosa, y todo se ilumina/ Como no hace la luna ni el sol puede", y admirarla a ella "levitando" por el escenario, en tránsito a un lugar que sólo ella ve.

Es en esa parte donde incluye también, fraseado por la propia Pagés, el poema de Saramago "Las palabras y el silencio", y el de Miguel Hernández "Tu sangre, mi sangre", un siempre emocionado homenaje a su hijo, Pancho, un estudiante de Políticas de 19 años al que le encanta el cine y muy poco el baile.

Dice que acaba de leer que Francisco Ayala ha dicho que "la memoria engaña" por eso cuestiona sus propios recuerdos sobre cuándo empezó a bailar.

"Yo creo que es desde siempre, pero...", ríe esta mujer que no concibe la vida sin el baile, sin crear cada día para ese "misterio" único y absolutamente efímero, "porque no siquiera es como una foto o un cuadro, que puedes volver a ver. A lo mejor es por eso por lo que me gusta tanto".

En "Autorretrato", que logró el Premio Especial de la Crítica y Premio Giraldillo al Mejor Espectáculo en la XIV Bienal de Flamenco de Sevilla, Pagés está acompañada por Ana Ramón e Ismael de la Rosa al cante y los guitarristas José Carrillo "Fyty" e Isaac Muñoz.

Concha Barrigós

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