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Marruecos, ¿y ahora qué?

QUERALT CASTILLO

Marruecos quiere avanzar en materia de igualdad y derechos de las mujeres. Al menos eso parece. Si bien en noviembre se elaboró un proyecto de ley con el objetivo de luchar contra la violencia de género e incidir en la reducción de la violencia psicológica, económica y física que se ejerce contra las mujeres, hace una semana, Marruecos se levantaba con una nueva noticia: la derogación del artículo 475 del Código Penal por el cual el violador de una menor podía salvarse de la cárcel casándose con ella.

El reino alauí progresa en este ámbito, pero la sociedad civil y las asociaciones feministas no están conformes: aún queda mucho por hacer para conseguir una igualdad de facto, real, donde las mujeres disfruten de los mismos derechos y en la misma medida que los hombres. Piden un compromiso político y constitucional que vaya más allá y que no quede en papel mojado, que es lo que suele pasar. Reclaman que se sienten las bases del acceso y el ejercicio de las mujeres en todos los ámbitos de la ciudadanía y que se apoyen las medidas de sensibilización necesarias. Además, insisten, se debe promueve un modelo de liderazgo femenino y una participación política real de las mujeres.

Y es que, a pesar de todos los avances en materia de género, la situación de la mayoría de las mujeres marroquíes continua siendo pésima. Por ejemplo, de 2009 a 2011 los matrimonios precoces aumentaron en Marruecos un 12%, según datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU) y la Unión Nacional de Mujeres de Marruecos (UNFM). También continúa habiendo un gran porcentaje de embarazos no deseados y una alta prevalencia de violencia sexual ejercida contra las mujeres, según datos del FPNU.

Esta misma semana, la asociación Iniciativas para la Promoción de las Mujeres (IPDF) ha publicado un estudio donde se constata que un 25% de los matrimonios de menores de entre 10 y 15 años ha sido validado por la justicia marroquí. Esto se debe a una laguna jurídica y a una reinterpretación del artículo 16 del Código de la Familia marroquí, Mudawana, que facilita los matrimonios precoces y la poligamia.

Tampoco el ámbito laboral favorece a las mujeres marroquíes: a pesar de ser cada vez más activas en todos los sectores del mercado de trabajo, el acceso a los puestos laborales aún se complica más para ellas. Y no sólo el acceso: una parte importante de las mujeres trabaja sin ninguna protección social, sobre todo en el ámbito rural. El acceso a puestos de responsabilidad y a la formación continuada es limitado, así como su asociación sindical. También el paro las afecta más a ellas, además de los problemas a los que se deben enfrentar en el momento de conciliar la vida personal con la profesional.

La educación femenina generalizada también continúa siendo un reto en el Marruecos del 2014. A pesar de los avances y la buena disposición del gobierno para cambiar las estadísticas (el decenio de 2000 a 2009 se declaró el decenio de la formación y la educación), aún existen muchas desigualdades, sobre todo, en el ámbito rural, por lo que al acceso de la educación respecta. El analfabetismo aún se deja sentir fuertemente en el campo marroquí. Según datos del FPNU, el 84% de las mujeres son analfabetas en el ámbito rural. En los 40 últimos años, el analfabetismo tan sólo se ha reducido en un 16% en el medio rural para las mujeres, mientras que para los hombres se ha reducido en más de un 40%.

Todos estos datos muestran que, a pesar de los avances que se están dando, las mujeres marroquíes aún deben recorrer un largo camino para conquistar algunos de los derechos más fundamentales. Es necesario llevar a cabo reformas globales y debe haber una movilización permanente y una presión constante sobre las cuestiones de género por parte de la sociedad civil.

Marruecos empezó a dar pasos hacia una sociedad más igualitaria y justa con la ratificación de Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW), en 1993. A pesar de algunas reticencias iniciales hacia algunos puntos que entraban en contradicción con la ley Islámica, en 2011, el reino decidió eliminar de manera definitiva todas las reservas.

Otro paso significativo y de gran importancia en materia de la lucha por la igualdad de género, se dio en 2004, con la reforma del Código de la Familia, impulsada por el rey Mohammed VI y fruto de la presión ejercida por la sociedad civil a través de las asociaciones feministas, con el claro objetivo de adecuarse a los estándares internacionales en materia de derechos de las mujeres y los niños y niñas. En la reforma del texto, se corrigieron algunas terminologías que se consideraban perjudiciales para la dignidad de la mujer, se elevó la edad mínima para contraer matrimonio de 15 a 18 años, se apostó por una mayor igualdad en el reparto de bienes y se hicieron avances en los derechos de la mujer en materia de divorcio y custodias, entre otras reformas.

Ya en 2011, con la reforma constitucional, se apuesta de manera directa por la igualdad entre hombres y mujeres (especificado en el Artículo 19). Un artículo que sentó las bases, al menos teóricas, de una sociedad libre de discriminación y a favor de la eliminación de todas las formas de violencia ejercidas contra las mujeres.

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