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Merkel da largas a las rebajas de impuestos

La reelegida canciller rechaza la reducción fiscal inmediata que prometieron sus socios de la CSU

GUILLEM SANS MORA

Angela Merkel rehusó ayer poner fecha a las bajadas de impuestos inmediatas que prometieron en campaña sus hermanos bávaros de la Unión Social Cristiana (CSU) y sus aliados del Partido Libre Democrático (FDP). 'Siempre he dicho que vamos a bajar los impuestos en dos pasos. El primero se dará este año, pero aún no puedo decir cuándo daremos el segundo', dijo la canciller alemana en Berlín.

Merkel frenó así las presiones de sus socios políticos de Baviera, que quieren fijar plazos para bajar el IRPF y otros impuestos en 2010 y 2011. El presidente de la patronal, Dieter Hundt, reclamó que esas medidas se apliquen sin más dilación. 'Una descarga perceptible para las empresas y los trabajadores tiene que ser un objetivo a medio plazo del nuevo Gobierno', escribió Hundt en el Hamburger Abendblatt.

El líder liberal Guido Westerwelle aspira a la vicecancillería y la cartera de Asuntos Exteriores

Ante la dramática situación de los presupuestos alemanes y la deuda histórica que tendrá que digerir la primera economía de Europa en un momento de despegue incierto, las promesas fiscales de Merkel y los liberales fueron duramente criticadas en la prensa durante la campaña. El politólogo Lutz Kruschwitz, de la Universidad Libre de Berlín, maneja encuestas según las cuales muchos electores han votado contra la gran coalición, pero no se han creído las promesas fiscales con las que el FDP y la CSU intentaron movilizar el voto.

'Como el FDP ha prometido invertir más en educación, habrá que recortar otras partidas de forma desproporcionada. Personalmente, no creo en una bajada real de impuestos. Intentarán engañar un poco a los electores, reduciendo un poco el IRPF y subiendo al mismo tiempo el IVA', explicó Kruschwitz a Público. En política fiscal, habrá disenso entre los tres partidos del Gobierno, pero 'al menos al principio, las discusiones no se van a librar de cara a la galería', pronostica.

Gracias al FDP, con su sensacional salto del 9,8% al 14,6%, Merkel conquistó una holgada mayoría de 42 escaños, más que el bloque de los tres partidos de la izquierda del hemiciclo. La canciller quiere celebrar por todo lo alto el triunfo de la derecha en Alemania, y anunció ayer su intención de presentar el nuevo Gobierno a los numerosos mandatarios extranjeros que asistirán el 9 de noviembre a la celebración del 20º aniversario de la caída del Muro de Berlín. La canciller ha invitado a todos los jefes europeos de Estado y de Gobierno.

Merkel dijo ayer que 'va a haber más CDU/CSU en el nuevo Gobierno'. Ciertamente, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y la CSU van a tener en el nuevo Gabinete más peso que hasta ahora, en un Gobierno que Merkel tuvo que repartirse a partes casi iguales con los socialdemócratas. Pero con un 33,8% de los votos, la CDU/CSU obtuvo su peor resultado desde 1949, algo que Merkel prometió analizar para sacar 'las conclusiones adecuadas'. Los liberales se ven en su derecho de reclamar influencia en la actuación del futuro Gobierno en conjunto. Su líder, Guido Westerwelle, aspira a vicecanciller y ministro de Exteriores.

Merkel aseguró que no revocará ninguna medida aprobada por la gran coalición, como el sueldo mínimo en algunos sectores, iniciativa socialdemócrata que el FDP rechaza.

Mientras tanto, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) se lame las heridas. Con un miserable 23%, una caída del 11,2%, el partido con vocación de referente europeo queda hundido en un dilema irresoluble. Si vira a la izquierda y mejora su cooperación con La Izquierda de Oskar Lafontaine, no podrá presentar una oferta atractiva para toda la sociedad y abandonará su aspiración histórica a partido de masas. Pero necesita un nuevo rumbo para salir del agujero.

El presidente del SPD, Franz Müntefering, no satisfizo ayer a sectores que pedían su dimisión inmediata. 'Sería un error escapar ahora. Quiero seguir ayudando', afirmó. Un congreso decidirá en noviembre si Müntefering sigue al frente. Tampoco el candidato derrotado, Frank-Walter Steinmeier, parece dispuesto a tirar la toalla. Pasará a liderar la oposición como jefe del grupo parlamentario del SPD. 'Steinmeier ha ganado estatura durante la campaña', defendió Müntefering.

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