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Miles de ciudadanos repudian a ETA tras dar su último adiós a Ignacio Uría

EFE

Miles de vecinos de Azpeitia, empresarios, trabajadores y representantes políticos repudiaron a ETA en la manifestación que recorrió esta localidad guipuzcoana tras el funeral oficiado ayer en la iglesia parroquial, donde dieron su último adiós a Ignacio Uría, el constructor asesinado por la banda terrorista.

El silencio se apoderó de este municipio, cuna de San Ignacio de Loyola, cuya basílica se encuentra a poca distancia del lugar donde el pasado miércoles cayó abatido a tiros el empresario.

Tanto en el exterior del templo, donde cientos de personas siguieron por megafonía la homilía del obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, como a lo largo de la manifestación, que hizo un largo recorrido por el municipio, sobraron las palabras.

La viuda, Manoli Aramendi, sus hijos y las decenas de familiares que integran su extensa familia, estuvieron arropados durante las tres jornadas de luto por la incesante visita al velatorio de cientos de vecinos, amigos y personas relacionadas con la empresa Altuna y Uría que dirigía el fallecido, y a la que también viajaron el jueves el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder de la oposición, Mariano Rajoy.

Ayer, la viuda entró en el templo visiblemente abatida y, al término del oficio religioso, acompañó al féretro hasta el cementerio, donde tuvo lugar el entierro en la intimidad.

El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, destacó en su homilía que Ignacio Uría fue "abatido como una pieza de caza", "tiroteado como un criminal".

El prelado también se refirió al trazado ferroviario de alta velocidad en el que trabajaba la empresa de Ignacio Uría y denunció que se pretenda neutralizar "por la fuerza" y con derramamiento de "sangre" un proyecto que está "avalado democráticamente".

"¿Es éste el camino para la liberación que ETA promete? ¿Qué liberación?", se preguntó Uriarte, quien dijo que la familia Uría tiene "todo el derecho y la necesidad de contar en estos momentos con el apoyo neto de la sociedad y con la defensa eficaz" de su vida y sus bienes, al igual que los "trabajadores y las empresas amenazadas" tienen derecho "a que se garantice" su seguridad y su trabajo.

Al término del funeral, los ciudadanos que llenaban el exterior de la iglesia prorrumpieron en aplausos y se dirigieron hacia una plaza contigua, donde dió comienzo la manifestación.

Una pancarta con el lema "ETA Kanpora" (ETA fuera), portada por dos hermanos del fallecido, una de sus hijas, el ex alcalde de Azpeitia Julián Eizmendi (PNV) y todos los ediles del municipio salvo de ANV, encabezaba la marcha.

Por las oscuras calles de este pueblo desfilaron también otros familiares, las ministras de Fomento, Magdalena Álvarez, y de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia; el lehendakari, Juan José Ibarretxe; así como consejeros vascos y numerosos representantes de la Diputación de Guipúzcoa, la Asociación de Municipios Vascos y de colectivos empresariales.

Destacados dirigentes políticos como los socialistas Leire Pajín o Patxi López, los populares Soraya Sáenz de Santamaría y Antonio Basagoiti, los nacionalistas Iñigo Urkullu o Joseba Egibar, el líder de EA Unai Ziarreta, el de Aralar, Patxi Zabaleta, y el representante de EB Antton Karrera, se sumaron a la marcha tras el funeral, al igual que representantes sindicales y familiares del ex concejal socialista de Arrasate, Isaías Carrasco, asesinato también por ETA.

Tras desfilar con pesar y respeto por las estrechas calles de Azpeitia, la protesta finalizó con la lectura de un comunicado, suscrito por el Gobierno Vasco, la Diputación de Guipúzcoa y las patronales Adegi y Confebask, que pedía el fin de ETA, expresaba la solidaridad con los empresarios vascos por su "trabajo y tesón" y mostraba las condolencias a la familia.

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