El rey Mohamed VI de Marruecos nombró ayer al secretario general del Partido Justicia y Desarrollo (PJD), Abdelilá Benkirán, presidente del próximo Gobierno.

"He tenido el honor de ser recibido por su majestad, que me encargó formar el próximo Gabinete", dijo Benkirán, de 57 años, vestido con una corbata, algo inusual en él.

El líder islamista, artífice de una clara victoria del PJD en las elecciones del pasado viernes 107 escaños de un total de 395, dijo que su misión es ahora obrar "por el interés general y estar a la altura del juramento prestado". Nada más se ha filtrado de la audiencia del rey, particularmente nada se sabe de cuál será el margen de maniobra de Benkirán a la hora de nombrar a sus ministros, y concretamente si podrá designar a los ministros "de soberanía", es decir reservados para el rey, como los responsables de Interior y de Exteriores.

El político fue ambiguo el domingo con respecto a si exigiría esos ministerios, pero sí precisó que su partido quería reservarse "algunas carteras" que no detalló pero que fueron interpretadas como las relacionadas con asuntos sociales. Benkirán y otros dirigentes del PJD han dejado claro que no están entre sus prioridades las "cuestiones morales", pero el lunes el dirigente del partido Mustafa Ramid dijo que, si bien respetarán las licencias de alcohol existentes, son partidarios de no otorgar otras nuevas.

Como en el vecino Túnez, los marroquíes que confiesan no haber votado por Benkirán tienen ante todo temor por lo que este nuevo Gobierno pueda suponer como merma a las libertades civiles, simbolizadas en la vestimenta y la tolerancia con el alcohol o la homosexualidad.

Lo que sí parece claro es el sentido de las alianzas que se perfilan: todos en el PJD subrayan sus preferencias por la Kutla, el bloque de tres partidos nacionalistas que, con sus 117 escaños, pueden dar al PJD una cómoda mayoría, incluso prescindiendo de uno de los tres partidos. La Kutla se mostró el domingo partidaria de pactar con el PJD, evidenciando su ansia por estar en el Gobierno aunque ello choque con la sensibilidad laica de dos de sus formaciones.