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Monti intenta atraer a los partidos a su Gobierno de tecnócratas

El primer ministro designado asegura que su Ejecutivo debe dirigir Italia hasta el fin de la legislatura, en 2013

DANIEL DEL PINO

Las cosas empiezan a estar más claras en la Italia de Mario Monti. Por una parte, el primer ministro designado pretende encabezar un Gobierno no sólo de tecnócratas, sino compuesto también por personajes políticos de las formaciones más relevantes del país, para poder actuar del mejor modo posible ante los mecanismos parlamentarios que sus economistas no dominarán. Por otra, que los partidos no quieren entrar en el Gobierno para no ser responsables directos de los recortes que los técnicos tendrán que aplicar.

Esta paradoja italiana tuvo su reflejo en los mercados, que ayer no reaccionaron de la manera esperada después de la dimisión de Silvio Berlusconi. Aunque es posible que esto se deba no tanto a la desconfianza que puedan tener los inversores en las capacidades del consejero de Goldman Sachs en Europa para contener la crisis económica, como a las dudas, más que razonables, de que finalmente sea capaz de parir un Ejecutivo en las revueltas aguas italianas.

Monti deja claro que los italianos deberán hacer 'sacrificios' para salir de la crisis

Es una paradoja significativa, porque Monti, cuya irrupción es interpretada por los italianos como el resultado del fracaso de la clase política, demostró en su primer día como primer ministro designado tener más sentido de Estado que las dos formaciones que por ahora se oponen a su propuesta mixta, el Pueblo de la Libertad (PdL) de Berlusconi y el Partido Democrático (PD) de Pierluigi Bersani.

Ayer, después de reunirse con todos los partidos con representación parlamentaria dijo que desea que los políticos le ayuden 'a transformar esta dificultad en una oportunidad para el país, reactivando no solo la economía sino todo lo que tiene que ver con los valores de una sociedad civil'.

En el mundo recordó Monti 'uno de los factores más importantes, que tienen que ver también con el desarrollo económico, es la capacidad de convivencia civil. Italia podrá ser así más protagonista en Europa y el mundo'.

Berlusconi quiere seguir controlando todo lo que no tenga que ver con la deuda

Monti anunció que esta tarde se reunirá con representantes de los jóvenes y de las mujeres. 'Debemos prestar la máxima atención a estos ámbitos de nuestra sociedad, porque todo lo que sea bueno para los jóvenes es bueno para el país y todo lo que restringe la posibilidad de los jóvenes también restringe las posibilidades del país', subrayó.

El economista dejó claro a los italianos que tendrán que hacer 'sacrificios' para conseguir la recuperación económica, pero también que va a combinar medidas de rigor con política social. Lo más seguro es que esto se guíe, según recogían los medios, a través de cuatro puntos básicos: facilitar la entrada en el mercado laboral de los jóvenes, incentivar la contratación de mujeres, un impuesto sobre los bienes inmuebles y una tasa a los grandes patrimonios, que podría aplicarse a aquellas personas que ganen más de un millón de euros.

El PD apoya al Gobierno técnico para evitar hacerse cargo de los recortes

Ahora bien, Monti advirtió de que la vida natural de su Ejecutivo 'debe ser hasta el final de la legislatura' en 2013 y lanzó un ultimátum a los partidos, al asegurar que 'no aceptaría dirigir un Gobierno con fecha de caducidad'.

Hoy se lo dirá al PD y al PdL, con los que ha preferido celebrar las reuniones en último lugar. Sobre todo al partido de Berlusconi, que es el que más trabas está poniendo a la construcción del nuevo Gobierno.

Las cartas que han puesto sobre la mesa Il Cavaliere y los suyos apuntan a un Ejecutivo compuesto sólo por técnicos, que se ciña en cumplir con las reformas exigidas por Bruselas en tiempo récord y cuyos miembros no puedan presentarse a las elecciones.

Pero Berlusconi anunció el domingo que no se iba a 'rendir' y que pretende seguir manejando las riendas de todo lo que suceda en el Parlamento que no tenga que ver con la deuda. Quiere tener a los expertos arreglando el entuerto y, en el momento adecuado gracias a su mayoría en el Senado, beneficiarse de la hipotética recuperación con unas elecciones a las que podría presentarse como el hombre que cedió su cargo por el bien del país.

Si Monti no acepta, lo tendrá fácil: no votará la moción de confianza que tendrá lugar a finales de esta semana en las cámaras y se irá a las elecciones, provocando, por otro lado, los aplausos de la Liga Norte y los posfascistas del PdL, descontentos con la imposición del economista.

'El PdL exige que no haya políticos en el Gobierno, ni siquiera como subsecretarios, y que los que vengan se ciñan a las reformas propuestas por Berlusconi a Bruselas el 26 de octubre', dijo el senador del PdL Maurizio Gasparri.

Las razones del PD para apoyar el Gobierno técnico son electorales, ya que encabeza todos los sondeos y no se quiere hacer responsable de los recortes que tendría que haber aplicado Berlusconi. Su postura, sin embargo, es la de facilitar lo máximo posible la vida a Monti, y si se decidiera optar por la presencia de políticos es muy posible que acabara aceptando.

La senadora del Partido Radical, Emma Bonino, trató de poner sentido común: 'No tenemos más tiempo para seguir jugando. Es cierto que hoy los mercados no nos han dado una luz verde incondicional, porque aunque Montisea una figura económica extraordinaria, hace falta que los partidos hagan un esfuerzo común para darle un futuro a nuestros jóvenes y también para esta Europa, que antes que una crisis financiera está sufriendo una clara crisis política y de liderazgo'.

Teniendo en cuenta que Monti fue visto, por su bagaje europeo, como la persona que tranquilizaría los mercados, ayer no tuvo un buen día. La Bolsa de Milán cayó un 1,99% y la prima de riesgo se disparó hasta los 492 puntos. Los poderes atribuidos a Supermario por ahora no son infalibles.

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