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"No podemos competir con financiación de 2ªB"

Federico Gutiérrez-Solana. Presidente de la Conferencia de Rectores de España. Asegura que este es el curso en el que hay que sacar partido de la implantación del plan Bolonia

J. SALAS

El rector de rectores cree que la universidad española no está bien valorada por la sociedad, que no reclama más dinero para financiarla. Federico Gutiérrez-Solana (Bilbao, 1953), presidente de la CRUE, analiza su futuro tras la implantación del plan Bolonia.

¿Cuáles son los objetivos del mundo universitario para este curso?

Que la implantación del Espacio Europeo de Educación Superiores (EEES, conocido como plan Bolonia) vaya al ritmo creciente de mejora que queremos. Aunque sigue siendo sustancial que sepamos transmitir a la sociedad el papel relevante que la universidad tiene para su futuro.

¿Qué nota le pone a la implantación de Bolonia?

Lo importante es cómo lo hagamos a partir de ahora, dando una respuesta adecuada a esa gran oportunidad que se nos abre. El arranque fue lento, con varios vaivenes que nos hicieron perder tiempo para planificar, lo que nos hizo llegar más justos. Ahora es cuando las universidades debemos proyectar lo que la sociedad demanda, modificando los matices de la oferta adaptándola a la demanda, buscando que las personas sean más útiles gracias a la formación.

¿Cuándo veremos los frutos de Bolonia?

Los primeros graduados vendrán dentro de tres años; y el sistema se irá adaptando en calidad hasta que sea lo más eficiente posible. Ya hemos recogido algunos frutos, como que cada universidad haya hecho autocrítica al revisar su oferta y analizar cómo corregir sus debilidades. Es sustancial que cada una lo haga. España queda ahora recogida en un conjunto de 46 países, con lo que significa de homologación, de estímulo, de movilizar conocimiento y profesionales.

¿Hay más universitarios de los necesarios?

Estamos en la media que nos corresponde por las capacidades de nuestro país. Son muchos los universitarios que acceden a empleos de menor nivel, pero no se trata tanto de bajar el flujo de universitarios sino de adaptar las capacidades formativas para que sean más productivas. España debe dotarse de una cultura innovadora más potente, para generar puestos de trabajo con mayor demanda y aprovechar sus capacidades; podemos mejorar nuestras prestaciones.

¿Pero están los jóvenes sobrecualificados?

Tenemos capacidad para ser un país en el que se incremente el valor de los productos y servicios. Hay dos formas de equilibrar las cosas: a la baja, reduciendo la formación de las personas y siendo mucho menos competitivos; o estimulando esas capacidades de forma adecuada a través de conceptos innovadores de empresa.

¿Así se frena el paro juvenil?

Eso nos dice el modelo de otros países en cuestión de empleo. La tasa de paro juvenil está muy ligada al modelo productivo que nos hemos dado y con el que hemos de romper.

¿Cuál debe ser el papel de la Formación Profesional?

Tenemos que hablar muchísimo de cuál es la funcionalidad de cada tipo de formación y cómo complementarnos. No podemos dar la sensación de que estamos compitiendo entre nosotros sino que somos parte de un mismo servicio a la sociedad como es la educación en su conjunto. Qué parcela cubre uno, cuál otro, cómo pasar de uno a otro, establecer vínculos.

¿Qué pierde la universidad sin pacto educativo?

La gran perdedora es la sociedad cuando no somos capaces de ponernos de acuerdo en un hecho tan sustancial. Ante una oferta como la que se hizo, nadie se puede levantar de la mesa hasta que esté conseguido el objetivo.

¿Creyó que se alcanzaría el pacto?

Yo sí, debo ser de los ilusos, ilusionados con que si nos unimos podemos salir adelante con todo. El ministro de Educación hizo un esfuerzo tremendo para que así fuera. Me cuesta entender que haya otros intereses más altos para la sociedad que impidan acordar cuál debe ser la educación en este país.

¿Qué opina del lugar que ocupa la universidad española en los rankings internacionales?

No hay que obsesionarse con estar con una o con cinco universidades entre las primeras, sino analizar que el sistema español es muy homogéneo y que cuando se analiza en su conjunto es de los más competitivos del mundo. Entre las mil universidades que más conocimiento producen hay 31 españolas, más que Francia. Si hacemos una valoración de la inversión y del tamaño de nuestro país veremos que estamos respondiendo con una eficiencia como pocos en el mundo. Tenemos capacidad para estar, pero hace falta un modelo de financiación adecuado: no podemos competir en las grandes ligas con la financiación de un equipo de 2ªB. La sociedad debe decidir qué importancia le da a la universidad.

¿No está bien valorada?

Las familias quieren que sus hijos estudien en la universidad pero al final la sociedad no está demandado inversiones en educación como algo prioritario, luego no está tan valorada como creemos.

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