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"No se nos da bien predecir crisis pero sí solucionarlas"

David Gross, Nobel de Física de 2004, cree que el LHC puede abrir nuevos caminos para la ciencia

DANIEL MEDIAVILLA

La gente común apuesta sobre el resultado del próximo derbi o, si se animan, a las carre-ras de caballos. Como se podría esperar, un galardonado con el Nobel es algo más sofisticado. David Gross, que estuvo en Madrid la semana pasada para participar en el V Campus de Excelencia, se ha jugado varias cenas a lo que saldrá del LHC, el acelerador de partículas del CERN que empezará a proporcionar resultados el año que viene.

'La labor de los físicos teóricos como yo es hacer apuestas', explica Gross. 'Una de mis bazas está puesta en el hallazgo de supersimetría', afirma. 'Esto significaría descubrir nuevas dimensiones cuánticas del espacio, dimensiones distintas de las que conocemos'.

Si Gross tuviese razón, los físicos contarían con el doble de partículas para explicar el funcionamiento del Universo y se podrían empezar a superar algunas de las limitaciones del Modelo Estándar de física de partículas, la mejor explicación que se tiene sobre el funcionamiento de la materia.

Este modelo no tiene en cuenta, por ejemplo, la fuerza de la gravedad, una de las cuatro que rigen en el Cosmos, o la materia oscura, cuatro veces más abundante que la materia que podemos observar.

Para el científico, no sería tan interesante dar con el bosón de Higgs, la partícula que daría masa al resto de partículas y que ha recibido el apelativo de divina. Pese a ser uno de los ganchos publicitarios del LHC, para Gross, 'encontrar el Higgs daría la última pincelada en un dibujo bastante acabado como es el Modelo Estándar', pero no supondría una novedad ni abriría nuevos caminos para la física. 'Sabemos bastante bien qué es'.

'Mi pesadilla con el LHC es que se descubra el bosón de Higgs, se complete el Modelo Estándar y no haya nada más', confiesa el teórico. Si esto sucediese, 'después de siglos de profundizar en el conocimiento nos encontraríamos en una crisis'. La siguiente máquina debería ser inmensa, costaría muchísimo dinero y tardaría mucho tiempo en ser construida. 'Además, reconoce Gross hay otros problemas más acuciantes como el calentamiento global, la crisis de población o el consumo energético'. No obstante, el físico es optimista: 'Los humanos no son muy buenos prediciendo crisis, pero suelen ser bastante competentes teniendo ideas para solucionarlas cuando las tienen encima'.

En cualquier caso, Gross no cree que la búsqueda del LHC vaya a ser estéril. La región del TeV [el rango de energía en el que funcionará la máquina de Ginebra] es muy especial. 'Está por encima del Modelo Estándar por un factor de entre 2 y 10. Ahí debería aparecer física nueva', plantea Gross. 'La existencia de la materia oscura, descubierta por los astrónomos en los últimos 20 años, podría comprobarse con este acelerador. Según esta teoría, gran parte del Universo está hecho por una partícula muy pesada que interactúa muy poco y que aún no hemos observado directamente', cuenta. 'Es posible que estas partículas sean supersimétricas y podrían aparecer en este rango de energías', añade. 'Hay buenas razones para creer que aparecerán nuevos caminos para la física'.

Como siempre, los científicos buscan nuevas rutas por las que avanzar, pero para la física, después de la edad dorada de finales del XIX y principios del XX, el progreso es cada vez más penoso. 'La biología se encuentra en ese momento maravilloso en el que se pueden hacer muchos descubrimientos relativamente sencillos, aunque está claro que cada descubrimiento es complicado', señala.

'En física nos enfrentamos a una de las paradojas de la ciencia: cuanto más entiendes, más duro es responder las nuevas preguntas que se plantean. Para responder a las nuevas cuestiones en física de partículas se ha tenido que construir una máquina que ha necesitado muchísimo dinero, tiempo y esfuerzo, y cada vez va a ser más complicado avanzar', argumenta el científico.

Para salir del atasco, son necesarias ideas poco convencionales, y Gross defendió durante años una bastante popular: la teoría de cuerdas. Este planteamiento, que asumiría que las vibraciones de unos filamentos subatómicos podrían explicar el comportamiento de todas las partículas y fuerzas fundamentales, ha sido criticado por quienes consideran que es imposible ponerlo a prueba experimentalmente. Gross aclara que la teoría de cuerdas no es una teoría, sino un marco interesante en el que encajan muchas teorías probadas.

'Las teorías, como la Cromodinámica Cuántica, en la que trabajo, son algo muy serio. Hacen predicciones muy precisas que pueden ser probadas, no sólo una idea o un modelo como cree mucha gente'.

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