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"No entraré en política partidaria.Yo milito en Saramago"

Pilar del Río, presidenta de la Fundación José Saramago. Incansable, trabaja día y noche gracias a la vitamina de los ideales

OLIVIA CARBALLAR

Pilar del Río (Sevilla, 1950) nunca fue pequeña ni lo quiso ser. Ni en casa es la mayor de 15 hermanos, la mayoría dedicados al alma: psicólogos, antropólogos y hasta un cura ni en la vida, para la que le sobran ideas, como dijo su marido, el Nobel José Saramago. Siempre fue grande y pensó a lo grande en un mundo chico, estrecho y represivo, en el que su madre siempre estaba embarazada y su padre, agente de seguros y piloto, representaba a Dios y a Franco. Por eso esta andaluza, periodista de profesión y presidenta con a de la Fundación José Saramago, quería de pequeña ser misionera. Para ir más allá, suprimir las fronteras, ser libre.

'Y lo he conseguido. Pero no por Dios, al que no necesito para ser solidaria, buena y compartir. Soy misionera porque sé que tenemos conceptos por los que luchar; por eso presido esta fundación', cuenta, descalza, en un sillón de su despacho, en Lisboa. Acaba de llegar de México y no tiene tiempo para jet lag. Se toma una pastilla para la cabeza y listo. Química contra el dolor, 'para contradecir a Dios'. Sus músculos son sus ideas, con las que levanta toneladas. Trabaja 18 horas al día.

'Soy rabiosamente actual. Este es mi tiempo y necesito alimentarme de él'

'Cualquier tiempo pasado me parece peor. Soy rabiosamente actual. Este es mi tiempo y necesito alimentarme de él. No puedo esperar a que pasen 200 años para leer los clásicos de ahora. Leo mucha mierda, pero también tengo grandes descubrimientos. Ahora sabemos que violar es malo, que pegar es malo cuando hasta hace unos años violar era legal y pegar, lo normal', sostiene a punto de escalar por el sillón. 'El feminismo es el aire que respiro. Nadie diría no, yo es que no soy abolicionista'. No se puede no ser feminista y quien lo diga es necio o necia porque no se han enterado de que la mitad de la población está sometida a la otra mitad'.

¿Rajoy o Rubalcaba? Pasa de los tíos y responde: Chacón. 'Porque me ha demostrado que no le tiembla la mano y sabe hablar con humildad', dice quien se llevó a su hijo de cuatro meses al congreso fundacional del Partido Socialista de Andalucía (PSA), en 1976, y le pegó la credencial en el culo. 'Ir al Consejo de Ministros con el niño y darle el biberón estaría muy bien porque a lo mejor se firmaban otros decretos. ¿Y hay alguna posibilidad de que Pilar del Río se meta en política? 'En política partidaria no. Yo milito en Saramago, mi militancia es Saramago y es universal, porque es de sentido común, de honestidad. Quiero intervenir y que el trabajo que hacemos aquí pueda ser asumido por los partidos'.

Considera que el 15-M sobrevivirá si la gente es consciente de que tiene derechos y obligaciones. Pero no tolera las generalizaciones y que se diga que todos los políticos son malos. Incluso ha roto emocionalmente con una persona, sobre todo porque 'esa persona no se levanta a las cinco de la mañana para cambiar la sociedad'. Y le echa un capote a Zapatero y un rapapolvo a los periodistas, que considera sometidos por los cuatro costados, empezando 'por el libro de estilo' y terminando por el poder. 'Contamos las apariencias y en función de nuestros intereses', dice como periodista. 'Jamás levantamos las alfombras, miramos y contamos lo que vemos aunque nos retiren la publicidad. Somos cómplices del poder, de la crisis... Zapatero no es el responsable. Cuando se empezó a hablar de crisis, los empresarios, sobre todo de la construcción, no hicieron ni caso y se siguieron forrando de lo lindo'. Por eso tira las páginas de economía de los periódicos.

'No se puede no ser feminista y quien lo diga es necio o necia'

En un momento dado, se reclina en el sillón y abre una ventanita para la nostalgia: 'Venía de México en el avión y miré, como siempre, al lugar donde habitualmente iba José. Una vez más estaba vacío. Pero de repente lo vi. Fue una escena maravillosa. Estaba oyendo su voz, sintiéndolo a él'. En el avión se emitía José y Pilar, la película dirigida por Miguel Gonçalves. Ahí estaban, en mitad del océano, continuándose el uno al otro.

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