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"No íbamos a invitar a la madre Maravillas a leer la Constitución"

El PP atiza a José Bono por su estilo 'casi dictatorial'

J. R.

Sobre los rescoldos aún calientes del caso sor Maravillas, el presidente del Congreso se ha encontrado con otro incendio. Esta vez avivado no por los suyos –aquellos a los que llamó entre dientes “hijos de puta”–, sino por los ajenos, los del PP. José Bono había propuesto a la Mesa invitar a la celebración informal del 30º aniversario de la Constitución, el 5 de diciembre, a un grupo de famosos elegidos por alumnos de institutos madrileños. Participarían en la lectura de la Carta Magna. Pero los populares vieron más pegas que aciertos.

La noticia se conoció el mismo martes, pero ayer chorrearon las reacciones de todos lados, cual penitencia de Semana Santa para el presidente.

Ese PP que tanto alabó (o no criticó) la decisión de colocar una placa a una monja integrista en la Cámara, le azotó sin reparo. La secretaria cuarta del Congreso, Celia Villalobos, atacó el “estilo casi dictatorial” de Bono. Al parecer, relató, el presidente ofertó a la Mesa una lista cerrada de invitados. Que si Rafa Nadal, que si Fernando Alonso, que que si Iker Casillas o Joan Laporta. “Fantásticos nombres” para el PP, aunque “escasos”. Le faltaban, por ejemplo, Javier Bardem o Pedro Almodóvar. Bono, viéndose el percal, temiendo que el caso se agrandara como con la santa, retiró la iniciativa.

Bono no pidió lluvia de ideas para deshacer el lío. El PP se la dio, aprovechando el otro río revuelto (el de la crisis). Que invite mejor a parados, autónomos, amas de casa o estudiantes, le sugirió Esteban González Pons, vicesecretario de Comunicación.

El PSOE, si discrepaba de la aventura de su presidente, no lo dijo. “El acto tenía su lógica, era razonable, así que el PP ha aventado una polémica artificial”, aclaraba ayer a este diario Ramón Jáuregui, secretario general del Grupo Socialista: “Después de todo, no viene mal una celebración más mundana”. Jáuregui no fue el único. Arroparon a Bono el ministro Miguel Sebastián o Teresa Cunillera, vicepresidenta de la Cámara, que con aquello de sor Maravillas hizo mutis por el foro.

Los demás grupos intentaron echar agua al fuego. En el PNV evalúan el episodio “con humor”. “Me sorprende que alguien en el Congreso necesite del efecto multiplicador del mundo de la farándula”, apuntó Josu Erkoreka.

Para IU y su diputado, Gaspar Llamazares, hay que meter la cabeza en el fondo del asunto. “Es increíble que el 30º cumpleaños de la Constitución esté pasando sin pena ni gloria, como si tuviéramos que esconder algo”, lamentaba ayer a Público. “No acabo de comprender por qué el Gobierno y Bono, con lo folclórico que es, no han previsto más acto que éste con famosos y, el día 6, con los reyes, cuando con el 20º o el 25º aniversario los fastos eran brutales. Ni tanto ni tan calvo”. Llamazares incluso remitió hace 15 días una carta al presidente proponiéndole actos. “Y nada. Insólito. Y que no digan que esto es por la crisis. El PP se ha limitado a pasar una factura rápida a Bono por la santa y ya está. ¡Si los nacionalistas están a cuadros!”, exclamaba.

Bono tuvo que salir ayer a explicar el mejunje. Aseguró que la idea de los famosos no fue suya, sino del personal de la Cámara, aunque la asumió como “buena”. “¿Qué tendrá de malo? –se preguntó el presidente–. No estábamos invitando a la madre Maravillas a que nos leyera algo”. Otra vez la santa le dejó sin luz.

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