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Una norma laxa aún permite el uso irregular de las cabinas de bronceado

Pese a que existe una regulación específica y la gran mayoría de los salones de bronceado en España cumplen con la ley, siguen abiertos centros 'piratas' y varias CCAA aún no poseen un régimen propio de co

PABLO OLIVEIRA Y SILVA

Exponerse a los rayos del sol de forma continuada o intensiva es una práctica dañina para la piel y puede provocar lesiones, como quemaduras y un envejecimiento prematuro del tejido. Sin embargo, no hay más que mirar cualquier playa en el litoral español en verano para comprobar que a millones de individuos esta advertencia les resultada poco preocupante. Así, pese a que se ha extendido la utilización de aparatos de bronceado mediante rayos UVA, el mensaje de que su uso continuado e intensivo puede tener graves consecuencias se lleva repitiendo periódicamente desde finales del siglo pasado. Y al igual que ocurre con el sol, miles de clientes en busca de un 'bronceado milagroso' siguen exponiéndose libremente a estas máquinas y demandando sesiones más largas y regulares para lucir una piel morena a tiempo de un acontecimiento social o 'un buen moreno' durante todo el año.

'A mí una clienta me ha llegado a pedir una sesión de más de media hora', asegura a Público una empleada de un centro de bronceado que prefiere mantener el anonimato y que explica que las sesiones más largas no deben superar los 14 minutos. 'El problema es que si no les paras te piden cualquier cosa. Algunas clientas toman pastillas para tener la piel más fotosensible', atestigua, insistiendo en que la culpa del mal uso de estos aparatos radica tanto en los clientes como en aquellos que les permiten hacer sesiones muy largas.

La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado en reiteradas ocasiones sobre las consecuencias del uso prolongado de estas máquinas e incluso ha hecho públicas una serie de recomendaciones para que se apliquen o se integren en las legislaciones de los países. El serio riesgo de cáncer que conlleva esta práctica, confirmado por numerosos estudios científicos, llevó a que la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC) incluyera las lámparas de bronceado dentro del principal grupo de causas de esta enfermedad en la piel. Su utilización está prohibida para los menores de edad en numerosos lugares y paulatinamente son más los países que están desarrollando una legislación propia que regula su uso, instalación y mantenimiento. Como colofón a esta serie de alertas, esta misma semana se publicaba un nuevo estudio médico que revelaba que la larga exposición a las lámparas de bronceado son la causa también de numerosos cánceres de piel no melanocíticos; más agresivos, difíciles de detectar y tratar.

La OMS y la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer recomiendan no hacer uso de estos aparatosCon todas estas evidencias sobre el peligro que supone un uso reiterado de estas máquinas, resulta sorprendente lo lenta y sutilmente que se ha regulado este sector, mientras florecen sin parar los centros de bronceado. En el ámbito europeo, la normativa se ha ido actualizando hasta sufrir una última modificación el pasado año, donde se integró la prohibición del uso de estas máquinas para menores de edad y se desaconsejó para embarazadas. 'Esto es parecido al tabaco. Todo el mundo sabe que fumar produce enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cáncer. Así, exponerse a los rayos UVA produce también el envejecimiento prematuro de la piel y cáncer', señala el doctor Pedro Jaén, jefe del servicio de dermatología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. 'Hay una relación directa: cuanto mayor es la exposición, mayor es la incidencia de padecer un cáncer', asegura, citando diferentes estudios científicos. 'Lo que está claro es que no es inocuo'.

En España existe un nutrido grupo de empresas dedicadas a esta actividad estética, algunas de ellas organizadas en cadenas franquiciadas que están presentes en la mayoría de ciudades. Solmanía, Broncearium, Solarium, Bronceamanía, entre otras, ofrecen servicios de bronceado artificial, con el uso de camas o cabinas con lámparas ultravioletas, al igual que numerosos SPA, centros de estética, gimnasios o incluso perfumerías. Pero ante el aumento de casos de enfermedades cutáneas relacionadas con el bronceado mediante rayos UVA y más allá del sello obligatorio de la CE que garantiza la homologación de estas máquinas, en España se ha regulado esta actividad con una normativa nacional específica para el funcionamiento de los centros de bronceado, el mantenimiento de las cabinas y la formación del personal, así como también la información que se debe dar al ciudadano sobre los riesgos de esta práctica, basada en la normativa europea.

El Real Decreto 1002/2002 del 27 de septiembre de 2002 (BOE) establece unas directrices generales para su regulación, dejando en manos de las Comunidades Autónomas la responsabilidad de tipificar una legislación concreta, además de ser también las responsables del adecuado control que garantice el cumplimiento de la ley. Estas comunidades dejan en manos de empresas autorizadas y organismos de control autonómicos la inspección de las máquinas, que tienen que pasar por su particular ‘ITV' de forma anual. 'Tenemos muy pocos controles que den resultado negativo, por lo que el problema no está en las máquinas que están registradas, sino en aquellas que están instaladas en locales irregulares', afirma Santiago Marques, del departamento de Radiometría del Grupo Fidotec, una de las cuatro empresas autorizadas por Industria para la inspección de estos aparatos. 'Creo que la ley debería ir un paso más allá y obligar de alguna manera a los distribuidores y fabricantes a remitir informes de a quiénes venden estos aparatos', asegura. 'Aún hay muchas máquinas de uso público instaladas en pisos y eso no puede ser', remarca, insistiendo en que la falta de actividad inspectora se traduce en un incumplimiento flagrante de la normativa vigente, lo que supone un riesgo para la salud. 'Yo no firmé ningún consentimiento y si quiero estar más minutos tampoco me dicen nada', asegura una usuaria de una cabina de bronceado que está ubicada en una perfumería.

Las cabinas y camas bronceadores deben pasar en España una inspección anual o semestral según la CCAA

En España no existe un registro de todos los aparatos que se han vendido, ni es necesario disponer de una licencia para adquirir uno, por lo que resulta muy difícil cuantificar el número de máquinas que hay instalados a nivel nacional. 'Cualquiera los puede comprar y comenzar a utilizar. Lo que ocurre es que si es para un uso público, la normativa exige que se cumplan una serie de requisitos, como son respetar los niveles de radiación, los períodos de revisión obligatorios, prohibir su uso a menores, disponer de profesionales formados en el funcionamiento de estos aparatos y ofrecer la información de los riesgos a los usuarios', enumera Marques.

Así, todos los aparatos deben tener tubos de rayos UVA con un nivel de irradiancia efectiva inferior a los 0,3 W/m2, con una longitud de onda por debajo de los 295 nm. En la mayoría de CCAA deben pasar una inspección anual, aunque en Baleares esta revisión se realiza de forma semestral. Y el personal de estos centros debe pasar uno cursos de formación. En España, los centros de bronceado tienen la obligación de hacer firmar a los clientes un consentimiento de que están informados de los riesgos de esta práctica y deben completar unas fichas personalizadas para cada cliente, donde se debe llevar el control de las sesiones y minutos que cada uno mantiene. '

'Pero un tiempo de exposición determinado no va a generar los mismos resultados en una u otra persona', asegura el doctor Jaén. 'Lo más importante es conocer que, al contrario de cuando se toma el sol, no hay señales de alarma cuando se utilizan cabinas de bronceado, ya que el individuo no siento que la piel se caliente, no quema', detalla para explicar que los rayos ultravioleta 'A' penetran más profundamente en la piel, por lo que los daños son más intensos. 'Los casos de cáncer de piel aumentan año a año en España y su incidencia en personas más jóvenes es también mayor', remarca el doctor, que considera que los esfuerzos en prevención que se están realizando y las normativas establecidas verán sus frutos en varios años, ya que el cáncer de piel tarda mucho tiempo en manifestarse.

El mal uso de estos aparatos radica tanto en los clientes como en aquellos que les permiten hacer sesiones irregulares En España ya está prohibido el uso de camas y cabinas de bronceado para menores de 18 años y 'son muchos los centros que controlan escrupulosamente que los clientes sigan las recomendaciones en cuanto al tiempo y al número de sesiones', asegura Marques, que dice haber sido testigo de cómo una empleada en un centro impedía que un cliente se diera una sesión fuera de lo recomendado. En los cursos que deben pasar los profesionales para gestionar estos aparatos, más allá de las lecciones prácticas sobre el funcionamiento del aparato, se imparten clases teóricas, en las que se explican las propiedades físicas de la radiación ultravioleta, sus efectos biológicos y las reacciones adversas. 'Además, en la información que se da al usuario y en los carteles que deben exponer los centros se especifica que las radiaciones ultravioletas pueden provocar cáncer de piel', detallan desde Fidotec, donde insisten en que aún hay algunas CCAA que no tienen un régimen propio para el control de estos centros, como Andalucía, La Rioja, Valencia y Murcia.

Una rápida búsqueda en Internet arroja una heterogénea muestra de usuarios y profesionales de este sector manteniendo conversaciones en foros y redes sociales. 'Me dijeron que el tiempo en esta cabina era de 30 minutos y, claro, me quede loca', afirma una usuaria del foro Enfemenino.com, a lo que otra lectora le responde 'recuerda que los UVA tiene que ser poco a poco y los milagros de estar en dos días morenos no existen'. Otro usuario le recomienda que utilice unas pastillas para tomar rayos UVA, 'no se te reseca la piel y los granitos que salen desaparecen'. Se trata del tratamiento Arkosol Advance, que se comercializa como un potente activador del bronceado. 'Yo lo hago todo respetuosamente, pero donde vivo hay una chica que tiene una máquina de rayos UVA en su piso, que lo tiene como peluquería, y que no la tiene dada de alta y además deja a los clientes los minutos que ellos le pidan, porque así les cobra más', asegura en un foro de estética profesional una propietaria de un centro de bronceado. Otra le contesta que 'esta semana me he negado a que se den los rayos tres chicas por ser menores, pero se han ido a otro salón y allí no les han puesto pegas'.

Pero pese a las alarmas científicas, las alertas internacionales y las inspecciones periódicas, aún son muchas las personas que desconocen hasta qué punto es peligrosa la exposición prolongada a estas máquinas y demandan estos servicios de forma intensa y continuada. En los salones de bronceado existen tablas con los fototipos de piel y los correspondientes tiempos máximos de exposición para cada uno. Para Santiago Marques, que ha visitado centenares de centros de bronceado, 'cada persona es un mundo y muchos quieren milagros, pero todo de lo que se abusa es perjudicial'.

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