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Nudistas en extinción

AIDA M. PEREDA

La conservadora Plataforma Playas Familiares prosigue este verano su campaña para recoger firmas y reclamar “playas y piscinas públicas para uso familiar”. Esta iniciativa, a pesar de no ser muy conocida, lleva ya cinco años en funcionamiento, y es ahora en los meses estivales cuando toma más visibilidad. A Galicia, Asturias, Cantabria, Andalucía, Murcia y Valencia se van sumando las costas de otros territorios.

Un ejemplo es la Playa de Balmins, en Sitges (Barcelona), que ostenta esta calificación desde hace más de dos años. Esta cala, de tradición nudista, ha visto cómo los bañistas textiles que ocupaban los alrededores han ido poco a poco desplazando a los que prefieren no usar bañador.

El pasado 27 de agosto integrantes de la Asociación Naturista de Sitges aseguraron que  se sienten discriminados y exigieron la retirada de la prohibición de ducharse sin traje de baño que aparece en un dibujo junto a las duchas. La Generalitat ya ha tomado cartas en el asunto y ha pedido al consistorio de la localidad que retire dicha señal.

Detrás de la Plataforma Playas Familiares hay una decena de pequeñas asociaciones ultracatólicas, como el Foro Español de la Familia, la plataforma Hazte Oír, el Movimiento en Defensa de la Vida ‘Nova Invicta’ o Educación y Familia. Ismael Rodrigo, presidente de la Federación Española de Naturismo, advierte de que son “lobbys de presión” formados por un puñado de gente “con influencia y dinero”. Rodrigo, no considera que la nomenclatura de “playas familiares” sea excluyente, pero cree que esconde una ley basada en una opción moral. Esto sería válido con la Ley de Costas vigente durante el franquismo, pero en la actualidad los ayuntamientos sólo tienen potestad para regular la salubridad y el orden público en las playas.

“El Consistorio de Sitges está jugando con la ambigüedad del término”, indica. “No puede haber un cartel que indique Playa nudista ni tampoco Prohibido hacer nudismo. De hecho, las playas son públicas y puede acceder quien quiera, no hay espacios para nudistas, como aseguran los miembros de Playas Familiares”, argumenta Rodrigo.

Por su parte, estas organizaciones católicas se escudan en “el amparo de la infancia”. Conchita Rivero, de la plataforma Hazte oír, confiesa que “se hace incómodo” disfrutar de la playa en compañía de su marido y de sus hijos “con una señorita en top-less” al lado. Se trata de “una cuestión estética y de higiene, es más elegante a la vista y para los niños resulta chocante”, sostiene.

Los grupos naturistas no entienden por qué el cuerpo humano puede escandalizar. Los pensamientos eróticos o sexuales corresponden a los padres, pero no a las mentes de los niños, coinciden. “Si a alguien le hace daño es un problema educativo”, explica Rodrigo. “A los niños se les dice ‘marrano, vístete’ porque están más cómodos sin ropa”, indica.

El objetivo de estas asociaciones católicas es imponer su esquema de familia tradicional y los valores que conlleva. Así lo explica la propia Rivero: “Tratamos de fomentar el pudor lógico y un ordenamiento normal”.

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