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La obsesión de Degas con el movimiento centra una original muestra en Londres

EFE

La obsesión de Degas con el movimiento y la influencia que las nuevas tecnologías del siglo XIX como el cine y fotografía tuvieron en sus famosos cuadros de bailarinas, son el centro de una exposición que se inaugura este sábado en Londres.

"Degas y el ballet: retratando el movimiento", integrada por 85 obras de galerías y colecciones internacionales, ofrece una imagen poco conocida del impresionista francés, al que presenta como una persona intelectual, innovadora e interesada por el mundo que le rodeaba.

Edgar Degas (1834-1917), quien, viniendo de una familia burguesa de amantes de la música, desde muy pronto empezó a interesarse por el mundo del ballet y la ópera, tuvo una relación primero ambigua con la fotografía, a la que en sus últimos años sucumbió.

Curiosamente, la particular composición de sus obras, con originales ángulos y diagonales muy marcadas, y su captación del movimiento son casi precursores del estilo fotográfico, "son como instantáneas antes de que éstas se hubieran inventado", en palabras de Jill DeVonyar, una de las comisarias de la exposición en la Royal Academy of Arts.

Si Degas prácticamente imaginó la fotografía, que a mediados del siglo XIX apenas empezaba a desarrollarse, ésta, a medida que avanzaba, también le influyó, como se refleja en trabajos como "La clase de baile" de 1879, una obra apaisada de larga perspectiva que recuerda las fotografías panorámicas que estaban de moda en el París de la época.

La exposición, que empieza con la evocadora proyección de la silueta de una bailarina danzando, contextualiza la obra del popular pintor y escultor con imágenes fotográficas y clips de películas que se fraguaron en su tiempo y que pudieron influir en su percepción del movimiento.

De hecho, hay una sala dedicada a los avances tecnológicos del momento, en la que se exhibe una primitiva cámara fotográfica o los estudios del científico francés Étienne Jules Marey (1830-1904), que estudió el movimiento a través de la escultura.

Precisamente, una de las piezas centrales de la exposición, que se reparte en diez salas, es la escultura de Degas "Pequeña bailarina de catorce años" (1880-81), la única que el artista exhibió en vida y que causó sensación por introducir elementos externos como tela para la falda de la niña y un auténtico lazo para el pelo.

Esta pieza se presenta rodeada de los estudios previos que hizo el autor, dibujos de pies, piernas y brazos entrelazados detrás de la espalda que demuestran una vez más el minucioso interés y exhaustivo enfoque que Degas tenía con el movimiento.

Hacia el final de su vida profesional, cuando los colores de sus retratos se acentuaron al perder él visión, Edgar Degas se alió con la fotografía y en 1895 se compró una cámara, con la que hizo retratos que inspiraron algunas de sus pinturas.

En una de las salas más originales de la muestra se pueden ver algunas de sus fotos de mujeres bailando o en movimiento -como la que inspiró su clásico "Después del baño", de una modelo desnuda de espaldas en un sillón-, en las que intenta, con las limitaciones de los primeros aparatos, captar ángulos inéditos que mucho antes ya había inmortalizado con su pincel.

Esta exposición sobre Degas, destinada a ser un éxito de masas en el Reino Unido, estará abierta solo tres meses, hasta el 11 de diciembre, el tiempo máximo que sus delicados dibujos pueden exponerse a la luz.

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