El presente de Ojos de Brujo viene marcado por el estado de serenidad que ha experimentado Marina, 'La Canillas', fruto de su reciente maternidad. Hoy lanzan su cuarto trabajo, Aocaná (Ahora en caló), un álbum menos barroco que Techarí, con más presencia de la rumba catalana y que se mantiene fiel al espíritu investigador de la banda, con unas canciones que buscan los puntos de encuentro entre el flamenco y otros estilos que han influido en su vida, como el hip hop, el funk y el son cubano. Por esta labor, recibieron en 2007 un Grammy Latino al Mejor Álbum de Flamenco, a pesar de que no se cansen de decir que ellos no hacen flamenco. 'Los americanos están un poco equivocados, pero no lo hemos devuelto', ríe Marina.

Aocaná cuenta con colaboraciones de lujo, la del cantaor Duquende en Tantas flores o la de Chano Domínguez al piano en Correveidile. 'Intentamos sacarles de su registro natural y llevarles a un terreno que no era el suyo para que pasasen cosas interesantes', cuenta Marina. Y aunque DjPanko (el DJ del grupo) cree que hacer scratching por bulerías les hace ser vistos como 'perros verdes' por el mundo del hip-hop, raperos como Tote King, que canta en Dónde te has metío (una rumba en clave funky), y el cubano Kumar, que dispara versos en Una verdad incómoda, han querido formar parte del disco. Y es que la reivindicación social, presente en toda la trayectoria de Ojos de Brujo, va unida de forma intrínseca al cante jondo. 'El flamenco ha sido un quejío potente para denunciar circunstancias personales o sociales', dice Panko.

Una verdad incómoda, que toma el título del documental de Al Gore, fue compuesta para el festival contra el cambio climático que se iba a celebrar en Barcelona pero que al final no se hizo, recuerda Marina. '¡Se habían apuntado Telefónica y Repsol!' exclama sorprendida. 'Entonces pensé: el cambio climático no es nada incómodo, porque todo el mundo habla de él, así que hicimos un tema sobre las cosas de las que realmente no se quiere hablar'.