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Ordóñez no forzará las uniones interregionales de cajas

 

El Banco de España asume que se harán las operaciones posibles y no las más óptimas

VIRGINIA ZAFRA

El baile de fusiones ha empezado, y la de Unicaja y Caja de Jaén es sólo una de las muchas que se van a iniciar en los próximos meses. De momento, se están negociando cinco uniones, según fuentes financieras, y a medida que avance la crisis, el número crecerá de manera exponencial porque hay muchas entidades con riesgo de acabar el año en pérdidas y con el nivel de solvencia por debajo del mínimo legal exigido.

El Banco de España es consciente de ello y es el principal inductor de las fusiones, pero ya ha asumido que no se van a producir las que él consideraría perfectas, sino las que se puedan, las que no tengan demasiadas trabas políticas. 'Lo óptimo es enemigo de lo bueno' es la frase que han acuñado en el organismo supervisor y que resume su sentir sobre lo que va a ocurrir en los próximos meses. Aunque en la institución no descartan las fusiones interregionales, no creen que vayan a producirse muchas de manera inmediata (los gobiernos regionales son reacios). Y tampoco va a forzarlas el gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, porque no quiere correr el riesgo de anunciar una operación para que muera en el último momento por rechazos políticos, como ocurrió con la frustrada fusión de las entidades vascas.

Para este año, los expertos calculan que se cerrarán definitivamente dos operaciones (probablemente la de las cajas comarcales catalanas, y la de Caja Duero y Caja España, que son las más avanzadas en este momento). Para 2010, prevén más movimiento porque la urgencia será mayor, especialmente en Catalunya y Andalucía, donde los Gobiernos querrán tener la situación encauzada antes de las elecciones autonómicas de 2010.

Fuentes financieras explican que los trámites de fusión suponen en una situación crítica como la actual en torno a tres meses de plazo (la ejecución después dura mucho más) y destacan que en el caso de las cajas es más complicado porque al no tener accionistas a los que dar cuentas, siempre son más reacias a llegar a un acuerdo porque ninguna está dispuesta a perder poder.

 

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