¿Por qué no había salido aún un grupo como Manel en Catalunya?
Habrá que mirar toda esta historia desde lejos, dentro de unos años. De momento, coincido con la teoría de que Antònia Font han marcado un punto de inflexión importante. Aunque antes también estaba Albert Plà, y después de los mallorquines pero antes que nosotros, Mishima.

Parece que hay ganas de emparentarles con Antonia Font...
El fan que llevamos dentro agradece cualquier relación con ellos pero, poniéndonos serios, no vemos mucho parecido entre nuestras canciones y su obra. El universo de Antònia Font es tan personal que cualquiera que se le intente acercar tendrá todos los números para equivocarse.

¿Qué grupos les han influido más?
En mi caso fue inspirador el desparpajo del dúo francés Herman Düne; la Biblia emocional que es el 69 Love Songs, de The Magnetic Fields; las pasiones desbordadas de los discos de Fernado Alfaro o el universo mítico del Cajas de música difíciles de parar, de Nacho Vegas. Y Bob Dylan, claro.

¿Tienen sensación de ascenso vertiginoso?
Es complicado juzgar desde dentro. Salió el disco y, como si fuese normal, aparecieron los elogios en prensa. Las visitas a Myspace se multiplicaron. Somos conscientes de la rapidez con la que ha sucedido todo.

¿Qué cree que pesa más, la tradición regional o el Mediterráneo?
No creo que hoy en día la procedencia o la situación geográfica suponga un condicionante para desarrollar una actividad. Con Internet se llega a todas partes. El sitio de donde uno vive puede condicionar los topónimos y ciertos ambientes en las letras, pero no son detalles importantes. Cuando Vegas cuenta historias de pueblos asturianos me emociona y no he estado en ninguno.