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Oscar y Dorian

Descubre el lado más hedonista de Londres de la mano Oscar Wilde.

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El Retrato de Dorian Gray, adaptación cinematográfica de la única novela de Oscar Wilde, se estrena en los cines españoles el 11 de junio. La película, ambientada en el Londres de finales del siglo XIX, decadente y fascinante, es un canto al hedonismo en el que se traspasan todos los límites en busca de la juventud y la belleza. Dorian desea no envejecer y es su retrato quien lo hace, mientras él permanece joven y bello. Y se va de viaje por el mundo, para experimentar todo tipo de sensaciones, probándolo y tocándolo todo.

Volver a Londres no necesita excusas, pero el estreno de esta película, rodada principalmente en la capital inglesa, nos recupera esa imagen decadente, excéntrica y un tanto tenebrosa en la que apetece perderse cualquier fin de semana. Hay que volver a Londres y recorrerlo ahora de la mano de Oscar Wilde.

La película, protagonizada por Ben Barnes y Colin Firth, nos descubre la cara más opulenta y oscura de la capital, en un recorrido que nos lleva por los distinguidos recovecos del lujo, el vicio y el glamour de la época victoriana, con inevitables paradas en fumaderos de opio, ginebrerías y refinados salones ocultos tras pesados cortinajes de terciopelo rojo.

Oscar Wilde nació en Dublín pero es en Londres donde alcanzó la gloria y donde también inició su colosal caída a los infiernos de la ignominia. Todavía es posible descubrir algo de la ciudad que el autor conoció a finales del siglo XIX. En lugares como el cementerio de Highgate y algunas partes de Greenwich y Westmister.

La película también se adentra en la mansión de Witanhurst en Highgate Hill, el mercado de Smithfield, el Café de Paris, el Royal Exchange y el pub encantado de Crocker's Folly en St. John's Wood, actualmente cerrado.

En el barrio de Knightsbridge, justo al lado de Sloane Square, se halla el Hotel Cadogan, donde Wilde estaba alojado en la habitación 118 y allí esperó su detención, mientras bebía vino del Rhin, acusado por mantener relaciones homosexuales. Actualmente es un hotel de una elegancia intemporal que conserva incluso parte de la decoración original de la sala de juicios.

El restaurante favorito de Wilde era Kettner's, tan cercano a los principales teatros de Londres. Este mítico local se abrió por primera vez en 1867 por Auguste Kettner, que fuera chef de Napoleón III. Ha sido recientemente remodelado. Además de una Brasserie y del Champagne Bar, tiene también un Pudding Bar donde tomar el té. Es el lugar ideal para tomar una copa de champán y cenar después de una representación en el Teatro Haymarket, un lugar con más de 180 años de historia.

Decía Wilde que la mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella y en esta ruta por el placer y el disfrute inmediato de las cosas y de la vida tiene una parada obligatoria en la Pequeña Tienda de los Horrores, del dandi y organizador de fiestas Viktor Wynd, siempre dedicado a explorar y promover los aspectos esotéricos, literarios y artísticos de la vida londinense.

Las compras pueden continuar en Coco de Mer exquisita boutique de lencería y objetos eróticos en Covent Garden. Bien pertrechados, nos podemos acercar a Les Trois Garçons, un pub victoriano que tres anticuarios han convertido en un excéntrico restaurante repleto de animales disecados y enjoyados. Cenar en su sala barroca que parece una tienda de antigüedades del viejo París, con monos, tigres, jirafas y cisnes envueltos en collares de perlas y rutilante bisutería, con gigantescos copas de vino rebosantes de fruta y joyas, bajo la parpadeante luz de un ejército de candelabros, es toda una experiencia.

Las copas las podemos tomar en Calígula, una versión londinense de Studio 54. O en The Bathhouse, un club nocturno situado en unos antiguos baños turcos,  un tesoro del East London victoriano que aún sobrevive. Y ya de recogida, en busca de un descanso reparador, terminamos el día en el Portobello Hotel. En una tranquila calle de Notting Hill, se encuentra esta mansión de estilo neoclásico convertida en hotel. Desde hace décadas pasa por ser el más exclusivo refugio de Londres.

Aunque Oscar Wilde probablemente continúe explorando placeres prohibidos en algún after-hours de algún barrio de la periferia de la ciudad.

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