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Otros tres condenados en relación con un complot para atentar contra aviones

EFE

Tres ciudadanos británicos fueron declarados hoy culpables de conspirar para cometer atentados en relación con una trama desactivada en el 2006 para atentar contra aviones en vuelo con explosivos líquidos.

Con ellos, ya son doce las personas condenadas en el Reino Unido por ese complejo caso, aunque no todas lo han sido por los mismos cargos ni con el mismo grado de implicación.

Según se ha considerado probado, estos tres hombres, Ibrahim Savant, Arafat Waheed Khan y Waheed Zaman, habían sido reclutados por los líderes del complot, pero desconocían muchos detalles del mismo e incluso que los objetivos fueran aviones transatlánticos.

De ahí que hayan sido culpados de estar dispuestos a cometer un atentado, pero sin precisar su naturaleza.

En marzo de 2009, otros tres hombres, Abdulla Ahmed Alí, Assad Sarwar y Tanvir Hussain, también residentes en el este de Londres, ya fueron condenados por el cargo concreto de planear un atentado contra aviones transatlánticos, con destino a Norteamérica, con explosivos caseros líquidos.

No obstante en un juicio anterior, de abril a septiembre del 2008, Alí, considerado líder de la trama, Sarwar y Hussain habían sido declarados culpables sólo de conspiración para matar, sin que el jurado lograra llegar a un veredicto sobre el supuesto complot para atentar contra aeroplanos.

Por la complejidad del caso, y la ausencia de veredictos unánimes, la Fiscalía pública británica tomó la extraordinaria decisión de pedir que se volviera a juzgar a estos tres británicos dos veces, y hasta tres veces a los condenados hoy.

Según la legislación de este país, el fiscal puede solicitar a un tribunal que se repita un juicio cuando el jurado no alcanza un veredicto sobre alguno de los delitos imputados.

Tras ese primer juicio del 2008, que la Fiscalía consideró insatisfactorio, todos los acusados, incluidos Savant, Khan y Zaman, fueron sometidos a un segundo proceso, del que salió la acusación de culpabilidad de Ali, Sarwar y Hussain en cuanto a la trama aérea.

En el caso de los condenados hoy, por el tribunal londinense de Woolwich, en esa ocasión fueron absueltos del complot para atentar contra aviones, pero el jurado no pudo llegar a un veredicto sobre el cargo de conspirar para matar, del que finalmente han sido hallados culpables hoy.

Los tres recibirán sentencia, posiblemente cadena perpetua, mañana o el lunes.

La directora de la división antiterrorista de la Fiscalía, Sue Hemming, dijo hoy que las condenas de Savant, Khan y Zaman ponen fin a varios años de trabajo de las autoridades para zanjar un caso que ha costado 35 millones de libras (41,8 millones de euros) y en el que se han analizado casi 10.000 testimonios y examinado hasta 15.000 cedés, entre otras pruebas.

Hemming afirmó que el veredicto de culpabilidad demuestra que el Servicio de Acusaciones de la Corona (Fiscalía) tuvo razón al tomar la inusual decisión de pedir que se repitieran los juicios.

"Savant, Khan y Zaman trabajaban activamente con otros hombres para conspirar para causar muertes o heridas en una escala masiva", declaró.

"Fueron absueltos en un juicio previo de conocer los eventuales objetivos de la trama (los aviones) -añadió-, pero nosotros sostenemos que estaban comprometidos con el principio de la 'yihad' (o Guerra Santa) violenta hasta el punto de atacar a gente inocente por su causa".

Según Hemming, las imputaciones eran tan graves que, vista la falta de dictamen en juicios previos, se había decidido volver a presentar las pruebas ante un jurado por tercera vez.

De acuerdo con la funcionaria, los tres hombres acusados hoy habían grabado "escalofriantes" vídeos en los que se confesaban mártires de la 'yihad' y amenazaban de atentados al mundo occidental.

Toda esta serie de juicios empezó en el 2008, dos años después de que en agosto del 2006 la Policía británica desarticulara una banda que, según las autoridades, quería cometer atentados en el interior de aviones con unos explosivos líquidos ocultos como refrescos que introducirían en cabina como equipaje de mano.

La idea era que los explosivos serían detonados por un equipo de terroristas suicida repartidos en varias rutas, con destinos en Estados Unidos o Canadá.

La desactivación de la trama llevó a la introducción en los aeropuertos de todo el mundo de estrictas medidas de seguridad, aún en vigor, que restringen la cantidad de líquido que se puede llevar en el equipaje de mano.

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