Pocos lugares habrá no ya en Asturias, sino en toda España, que conserven la esencia del pasado como lo hace la Braña de La Pornacal. Este conjunto etnográfico, en la margen derecha del nacimiento del río Pigüeña, está constituido por más de treinta cabanas de las denominadas de teito, edificios de lo más pintoresco cuyo parecido con los castros prerromanos y con las pallozas gallegas resulta evidente.

Las brañas son asentamientos ganaderos para el aprovechamiento de los pastos de alta montaña y una auténtica señal de identidad del paisaje somedano. La de La Pornacal, además de por la singularidad de ser una de las mayores y mejor conservadas de España, tiene a su favor el encontrarse en un entorno natural privilegiado: el Parque Natural de Somiedo. Hablar de este espacio es hacerlo de un lugar declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO que conserva aun el encanto de lo salvaje: pastos, ríos y lagos se extienden por este rincón del suroeste asturiano en el que el oso pardo sigue teniendo su sitio. Está además a sólo 5 kilómetros de Villar de Vildas, declarado Pueblo Ejemplar de Asturias en 2004.

La Pornacal aparece en medio de esa naturaleza como un delicioso descubrimiento: la componen más de treinta cabanas ganaderas de piedra y planta rectangular, con techos de entramado vegetal. Y aunque está en zona vaqueira, no es un asentamiento de este tipo, como otras de los alrededores, sino que pertenece a los xaldos, que en el lenguaje de los vaqueiros de alzada eran las gentes que vivían permanentemente en los pueblos y, a diferencia de ellos, no eran trashumantes.

Las cabanas que componen la Braña tienen dos alturas: planta baja para recoger el ganado y un pequeño espacio para que duerma el brañeiro, y parte alta con una especie de pajar en la que se puede guardar hierba seca para dar de comer al ganado. Rodean a la braña cercados de siega, fuentes y abrevaderos que completan el conjunto y que lo dotan, de lejos, de una apariencia casi de postal. De cerca, la Braña se divide en cuatro barrios: del Río, la Prida, el Medio y el Cabo.

Escondida tras una loma, la Braña de la Pornacal parece haber aprendido a mimetizarse con el paisaje, lo que forma parte esencial de su encanto y contribuye a incrementar su valor etnográfico y paisajístico. Es por ello que después de la visita a la Braña, un paseo por el Parque Natural de Somiedo se hace imprescindible: un paisaje tapizado de pastos y de más cabañas, un agreste medio natural, muy poco poblado, al que en verano siguen acudiendo familias de vaqueiros de alzada que vuelven a sus respectivas brañas con el ganado. Un lugar que ha sabido mantener intacto el espíritu del pasado y en el que la Braña de la Pornacal se configura como un auténtico paisaje de postal.